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ISSN 2594-1976
Artículos

Perspectivas económicas para 2012

admin - 3 enero, 2012

Mtro. José Antonio Ardavín Ituarte
Director del Centro de la OCDE en México para América Latina
El autor agradece la contribución y comentarios de
Fernando Quijano Puech
jose-antonio.ardavin@oecd.org
Los comentarios aquí vertidos no reflejan la posición de la OCDE

Tras un complejo final de 2011, este nuevo año es clave para el futuro económico de México. No solo en el ámbito político que llega a una encrucijada evidente que se presenta cada seis años, mediante la cual el panorama político del próximo sexenio quedará dictaminado, sino también en el plano económico donde México se verá inmerso en un panorama internacional difícil, pero que le afectará y ante el cual el debate sobre la necesidad de vigorizar el crecimiento y el mercado interno, es más pertinente que nunca”

Este artículo contiene dos secciones. La primera se centra en las perspectivas económicas de la economía mundial para 2012 y 2013, tal como lo hiciera la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su Panorama Económico Mundial presentado a finales de noviembre de 2011, en un contexto de extrema incertidumbre, con un escenario base, un escenario a la baja y un escenario al alza. La segunda parte aborda las perspectivas para México que, en gran medida, son enmarcadas en el contexto de las primeras y discute, brevemente, algunas políticas en el ámbito estructural necesarias para impulsar un mayor crecimiento en México, así como depender menos del entorno internacional, en cualquier escenario, pero indispensables en la eventualidad de que la economía mundial entrara en el escenario negativo.

UN ENTORNO INTERNACIONAL COMPLEJO
Como nunca antes, cualquier prospecto económico que se pueda dar para 2012 y 2013 depende del resultado de eventos de naturaleza y temporalidad inciertos, por lo que, si ya de por sí, la práctica de las predicciones económicas es compleja, en las circunstancias actuales es casi imposible dar un veredicto exacto. El factor determinante es la decisión de política económica relacionada con la crisis de la deuda en el área del euro y con la política fiscal en EE.UU. (Ver cuadro 1).
En ausencia de eventos decisivos y en el marco de una profunda pérdida de confianza relacionada con ambas decisiones, la OCDE presentó en su Panorama Económico Mundial unas perspectivas basadas en un escenario sensato (escenario base) que supone: que la política monetaria mundial sigue siendo expansiva, con lo cual las tasas de referencia se mantendrán en niveles bajos; que los responsables políticos toman las medidas suficientes a fin de evitar fallas soberanas, y una súbita contracción crediticia, fallas sistémicas bancarias y una excesiva restricción fiscal.
En este escenario base se estima un crecimiento muy lento en el combinado de países que integran la OCDE en el corto plazo, experimentando una desaceleración con respecto al estimado de 1.9% en 2011, aunque registrando crecimiento positivo de 1.6% en 2012, antes de recuperarse hasta 2.3% en 2013. Esta proyección prevé que el desempleo en el área de la OCDE se mantendrá elevado por un periodo prolongado, con una tasa de desempleo, situándose en torno a 8% durante los próximos dos años.
Se prevé que el Producto Interno Bruto (PIB) de EE.UU., aumente 2.0% en 2012 y 2.5% en 2013, después de una expansión esperada de 1.7% para 2011. Se prevé que el crecimiento en la zona de euro disminuya de 1.6% en 2011 a 0.2% en 2012, incluso experimentando una breve recesión durante los primeros trimestres del año, antes de repuntar a 1.4% en 2013. Para Japón se espera que el PIB aumente 2% en 2012 y 1.6% en 2013, tras una contracción estimada de 0.3% en 2011, derivada, esta última estimación, del impacto del terremoto y el tsunami, y las
correspondientes a 2012 y 2013 del impulso económico de las actividades de reconstrucción posteriores.
Los países emergentes han desempeñado un papel crucial en el crecimiento mundial durante la última década, que se ha reforzado durante la crisis, y no será la excepción en los años por venir. La gráfica 2 muestra la importancia relativa del crecimiento de los países OCDE y los no inscritos a la OCDE de 2007 a 2013. En este contexto, se estima que el crecimiento económico de China disminuya a 8.5% en 2012, a partir de 9.3% esperado para 2011, y que regrese a 9.5% en 2013. Una actividad más débil en China y otras economías emergentes junto con modestas caídas en los precios de las materias primas debería poner a la inflación en estos países en una tendencia a la baja, permitiendo cierto relajamiento de la política monetaria.

¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES DETERMINANTES DE ESTE PANORAMA ECONÓMICO MUNDIAL Y EL EFECTO QUE TENDRÁN DURANTE EL PRESENTE AÑO?
Primero, tanto la confianza de los consumidores como la de los negocios ha caído desde el verano de 2011 en la mayoría de las economías de la OCDE y no OCDE (ver gráfica 3), y aunque no han alcanzado los niveles de la crisis de 2008-09, este indicador está estrechamente vinculado con las bajas perspectivas de crecimiento en el corto plazo, pues refleja la decisión de posponer el consumo y la inversión.
En los mercados financieros esta pérdida en confianza se ha visto reflejada en un aumento en la aversión al riesgo generalizada, lo cual ha causado fuertes turbulencias y volatilidad que ha elevado las tasas de los CDS, tanto en Europa como en EE.UU., reviviendo las dudas acerca de los niveles de liquidez de los bancos. Otro efecto que ha tenido esta volatilidad es el aumento en las curvas de rendimiento de los bonos soberanos europeos.
Otro factor determinante es la reducción del impulso del comercio mundial que, en 2009, tuvo su mayor caída en el tiempo de la posguerra y cuya rápida recuperación, había sido una de las señales que permitían predecir una recuperación relativamente rápida, hasta apenas hace unos meses. Para finales de 2011, los indicadores comerciales básicos como órdenes de exportación y precios de envío por contenedor apuntaban a un lento crecimiento del comercio internacional en el corto plazo. Las inundaciones en Tailandia a finales del año pasado volvieron a afectar las cadenas de suministro (que apenas venían recuperándose de los efectos sufridos por los desastres naturales en Japón), afectando también el comercio. Esta reducción en la demanda global ha fomentado la baja en los precios de los insumos, ayudando a que la caída sea más moderada. Se espera que el comercio global siga su patrón de crecimiento global con respecto al crecimiento del PIB mundial, elevándose de la tasa anualizada de alrededor de 3.5% en el cuarto trimestre de 2011 hacia 8% para la segunda mitad de 2013.
Al igual que en 2008, esta crisis financiera se está reflejando en los mercados emergentes al depreciar varios tipos de cambio frente al dólar y disminuir el acceso al crédito. Los altos niveles de volatilidad (similares a los de 2008) tienen efectos fuertes en el mediano plazo, ya que posponen importantes decisiones de inversión en países desarrollados y retiran IED para países en desarrollo. El efecto estimado sobre el crecimiento del PIB de esta contracción financiera se calcula entre 1 y 1.5%.
En suma, desde sus orígenes en 2008, diversos analistas han comparado esta crisis, que algunos han llamado La Gran Recesión, comparándola con la Gran Depresión de 1929, por su magnitud e impacto global, por su transferencia del ámbito financiero a la economía real y sus posteriores consecuencias sociales y fiscales. Al parecer, la longitud de la misma y la lenta recuperación se agregan como similitudes relevantes.

PERSPECTIVAS DE MÉXICO ANTE UN ENTORNO GLOBAL ADVERSO
La disciplina macroeconómica de México y su regulación financiera permitió sortear con relativo éxito los efectos de la crisis financiera de 2008, pero no los efectos económicos de la contracción de la economía mundial y particularmente de los Estados Unidos en 2009, que llevó a México a una contracción de 6.9%. No obstante, la recuperación ha sido sólida con crecimientos de 5.4% en 2010 y un estimado de 4% en 2011.
Para México, en el ámbito económico, este 2012 se prevé más alentador que para el resto de los países de la OCDE. Después de una sólida recuperación económica, el crecimiento parece perder un poco la inercia debido a la esperada disminución, tanto en el comercio internacional como en la producción industrial de EE.UU.; sin embargo, los sólidos fundamentales y una política macroeconómica favorable serán suficientes para evitar una pronunciada caída del PIB. El crecimiento en 2012 se estima que será a una tasa de 3.3% y conforme se recupere la confianza y empiecen a crecer sus socios comerciales, el crecimiento de México deberá rondar 3.6% en 2013.
Es de destacar que si la situación actual de la economía global, en gran medida se debe al abultamiento de las deudas nacionales, no es el caso de México. El país tiene un nivel de deuda pública ejemplar (de 26% del PIB al tercer trimestre de 2011), cuenta con reservas internacionales históricas (de alrededor de 140 mil millones de dólares en diciembre de 2011) y una línea de crédito abierta con el FMI, que amplía, sustancialmente, su disponibilidad de recursos. En este contexto, los fundamentales macroeconómicos deberían evitar una abrupta caída en el marco del entorno económico mundial desfavorable.


Durante los últimos 18 meses, la inflación subyacente ha ido cayendo por lo que los niveles de esta ya se encuentran dentro del margen establecido por el Banco de México (3% +/-1, ver gráfica 5). Es previsible esperar que se mantenga en este rango durante 2012. Si bien la volatilidad de los mercados financieros, ha elevado el tipo de cambio peso/dólar, la considerable capacidad disponible de la economía y un aumento moderado de los salarios reales permiten suponer que el impacto de la devaluación sobre la inflación será moderado y transitorio.
La estabilidad de la inflación ha ayudado a que el Banco de México mantenga las tasas de referencia por debajo de su nivel natural (4.5% desde 2009), logrando así tener una política monetaria expansiva y apoyando al crecimiento.
En el ámbito fiscal, México ha mantenido una posición muy sana; esto se debe a un movimiento anticipado hacia la consolidación que se llevó a cabo en 2010 y a la estabilización de los ingresos petroleros. Esta situación permitió al gobierno prolongar por un año más el regreso a un presupuesto balanceado, pero debido a la dependencia de las finanzas sobre los ingresos petroleros, el gobierno mexicano deberá realizar en el mediano plazo, una reforma fiscal que disminuya esta dependencia, reduzca los subsidios a la energía y focalice el gasto en áreas de mayor importancia como la educación y las políticas sociales. Además, México deberá considerar y aumentar los recursos del fondo de estabilización de PEMEX como establecer un Consejo Fiscal que promueva la transparencia en temas de deuda y presupuesto.
El impacto de la crisis económica de 2009, aún tiene resabios importantes en el mercado de trabajo, que suele comportarse con rezago con respecto a la producción; sin embargo, el panorama mundial no favorece un mejor desempeño. Si bien el crecimiento en el empleo formal ha sido importante en la recuperación, la reducción en la tasa de desempleo ha sido lenta.
En general, las perspectivas económicas de México para 2012 podrían ser más favorables en la medida en que la economía global se recupere antes o que los precios del petróleo fueran superiores. Sin embargo, debido a la volatilidad existente en los mercados europeos, el precio del petróleo hacia finales de 2011 y el difícil panorama que se avecina a EE.UU., los riesgos a la baja son bastante latentes.
La OCDE ha identificado ciertas políticas macroeconómicas y reformas estructurales que en cualquier escenario podrían contribuir a propiciar un mayor crecimiento económico, pero que, en caso de materializarse los riesgos antes descritos (el escenario 2 descrito en el cuadro 1), se tornarían indispensables para impulsar el crecimiento de la economía mexicana:
Debido a la estabilidad del nivel de precios y las expectativas de inflación, el Banco de México aún tiene un margen considerable para la reducción de la tasa de interés de referencia.
De ser necesario, la disciplina fiscal podría prolongarse por un año más.
El Congreso debe aprobar la reforma laboral propuesta, para flexibilizar el empleo y fomentar los contratos de largo plazo, protegiendo a estos, de materializarse una nueva recesión.
Continuando la reciente reforma a la ley de competencia, el gobierno debe continuar fomentando la competencia reduciendo las barreras de entrada para las industrias de redes, incluyendo empresas extranjeras.

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