* De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una enfermedad laboral que provoca detrimento en la salud mental y física de los individuos.

C.P.C. Silvia Matus de la Cruz
Directora General en Matus de la Cruz y Asociados, S.C.
matus.asoc@att.net.mx

“En época de auditorías fiscales, nunca dejo de escuchar que mis colegas y su personal  trabajan horas extras, noches y fines de semana sin parar y sin el descanso debido. Me pregunto en qué momento, ese ritmo de trabajo, provocará en ellos algún problema de salud. Es cuando la palabra Burnout aparece en mi mente, una causa importante de baja productividad en las organizaciones”

El estrés laboral crónico es una de las principales fuentes de riesgos en cualquier tipo de organización laboral, y en el sector de servicios es una de las formas más habituales para que se desarrolle el “Síndrome de quemarse en el trabajo” o burnout (término anglosajón), también definido como: síndrome de estar quemado, síndrome de agotamiento emocional o profesional. Este debe entenderse como una forma de acoso psicosocial en el trabajo, pero diferente al acoso psicológico o mobbing. El acoso psicológico o mobbing es un estresor laboral ocasionado por un conflicto interpersonal asimétrico, donde existe un acosado y un acosador, mientras que el burnout es una respuesta a los estresores crónicos laborales. (Japcy M. y Stefano Vinaccia.)
El burnout no es un proceso asociado a la fatiga, si no la desmotivación emocional y cognitiva que sigue al abandono de intereses que en un determinado momento fueron importantes para el sujeto.
De acuerdo con la investigación de la maestra en psicología laboral Alejandra Apiquian Guitart; la lista de síntomas psicológicos y físicos que presenta este síndrome puede ser extensa: de leves a moderados y graves. Uno de los primeros síntomas de carácter leve, pero que sirven como señal de alarma es la dificultad para levantarse por la mañana o el cansancio patológico. En un nivel moderado se presenta distanciamiento, irritabilidad, cinismo, fatiga, aburrimiento, progresiva pérdida del idealismo que convierten al individuo en emocionalmente exhausto con sentimientos de frustración, incompetencia, culpa y autovaloración negativa. Los graves se expresan en el abuso de psicofármacos, ausentismo, abuso de alcohol y drogas, entre otros síntomas.
Las consecuencias del estrés laboral, asociadas al síndrome del burnout son:

De acuerdo con el Dr. Ángel M. Soriano (médico psiquiatra de Pharmed Institute Solutions), las causas están en las organizaciones. Algunas, por ejemplo, acostumbran fijar metas inalcanzables, lo que presiona directamente. Al no “rendir” lo suficiente, los empleados aumentan sus horarios laborales y llevan su organismo al extremo de su capacidad. Una práctica recurrente es el “terrorismo mental”, que es condicionar a la plaza laboral a los resultados. ¿Alguna vez han escuchado la frase: “si no cumples habrá despidos” o “no tendrás tu ascenso”? Este trato orillará a los colaboradores a los padecimientos mencionados.
Para mejorar la salud del equipo de trabajo se recomienda seguir estos ocho consejos:
1. Mejore su horario de trabajo. Evite que sus empleados se queden más tiempo de su horario. Una jornada de muchas horas interrumpe los ciclos naturales de sueño. Hay recientes estudios científicos que informan que no dormir correctamente afecta la capacidad de tomar decisiones acertadas.
2. Favorezca la estabilidad laboral. Aunque le resulte difícil, hay que comunicar que el puesto depende de múltiples factores además del desempeño.
3. Fije metas razonables. El colaborador necesita expectativas laborales claras y alcanzables, dependiendo de su capacidad. De lo contrario, al no alcanzarlas se sentirá frustrado.
4. Simplificar el organigrama. Las estructuras empresariales complejas generan ambientes de estrés. Existe un lema que dice: “Demasiados jefes enferman el clima laboral”. Es mejor elegir un buen líder.
5. Capacitar antes de integrar. Entrenar a los empleados desde que ingresan a la compañía. Hacer que conozcan por completo sus actividades y herramientas para realizar sus tareas.
6. Organizar juntas de retroalimentación. El empleado que no ve reflejados sus logros -no solo en salarios- estará insatisfecho. Es clave que se sienta importante e identificado con la organización.
7. Enseñar a manejar el estrés. Informar al equipo cuáles son los síntomas y sus consecuencias. Diseñar y realizar talleres para el manejo del estrés u organizar actividades recreativas esporádicas.
8. Mantener abierto el canal de comunicación. Un buen jefe no es el que se encierra en su oficina, sino el que siempre está abierto a los comentarios de su equipo y tiene la disposición para escucharlos y ayudarlos. El objetivo es que no se sientan solos.
Integrar programas de detección, reducción y tratamiento del estrés es una inversión que a largo plazo traerá beneficios importantes para el negocio. Hay que buscar empresas dedicadas al tratamiento de este tipo de situaciones e incluso hay que solicitar una evaluación del estado del ambiente laboral.
Si ponemos atención y prevención a este tipo de problemática, la productividad de nuestras organizaciones mejorará mucho.