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ISSN 2594-1976
Artículos

¿Autoestima para contadores?

admin - 18 julio, 2014

M.A.N. y C.P. Ma. Elena Gutiérrez Rivera
Enlace ESCA, Maestra en Administración de Negocios
elena_gtz2577@yahoo.com.mx

“Poseer la conciencia de merecer bienestar, se refleja a la vez en satisfacción que produce el estar conforme con los propios deseos, pensamientos, necesidades, y un detalle que en la actualidad se aprecia en la era del culto a la imagen: sentirse cómodo con el propio cuerpo”

Lo anterior es parte de la definición de autoestima; para describirla un poco más, se puede decir que es:
Un aspecto muy importante de la personalidad, del logro de la identidad y de la adaptación a la sociedad.
El grado en que los individuos tienen sentimientos positivos o negativos acerca de sí mismos y de su propio valor como persona y por consecuencia esta imagen la proyectará a los demás.
¿Quién tiene contacto con ella? Todos los humanos.
¿Cómo? La autoestima debe ser creada, estructurada y mantenida durante toda la vida.
¿Dónde? En la familia con los cuidadores primarios, en la escuela, en la sociedad.
¿Para qué? Para que ese individuo goce de una vida plena en todos los aspectos de su vida y a lo largo de la misma.
¿Cuándo? En la infancia, desde que somos niños hasta la adolescencia (alrededor de los 20 años), es necesario revisarla periódicamente para hacer:

  • Mantenimiento de nuestra autoestima (porque la constante de la vida es el cambio permanente).
  • Actualización de valores y creencias. A manera de ejemplo cito que la educación en aulas ha cambiado de la época de los años setenta a la fecha; los medios de comunicación ya no son regionales, ahora los hay internacionales y se puede obtener información inmediata; también existen redes sociales, por lo que las creencias y valores también son susceptibles de modificarse ¿lo cree?

De manera más precisa, la autoestima es el estatus vital de competencia y merecimiento de un individuo para hacer frente a los retos durante su existencia. Lo que piensa de sí mism@ en los aspectos de su vida: corporal y mental que conforman la personalidad, es lo que refleja en los demás, es decir, un sentimiento generalizado de valía y capacidad.
En una época como la actual —irreversiblemente orientada a los enfoques multidisciplinarios y al trabajo en equipo—, la actitud curiosa y abierta a nuevas ideas y experiencias es una característica valiosa del perfil humano que se pone de manifiesto en mayor o menor grado, según la fortaleza que ostenta la autoestima. El profesional, en un contexto de cambios: súbitos, permanentes y competitivos, requiere fortalecer su autoestima para así minimizar los sentimientos de ansiedad e inseguridad, y responder con flexibilidad y equilibrio ante situaciones estresantes, para afrontar con entereza eventuales fracasos que inevitablemente se presentan a lo largo del tiempo.
¿Y los Contadores?
El Contador —por ser humano—, interactúa permanentemente con clientes, funcionarios públicos, jefes, colegas, familia, amigos, colaboradores, con quienes expone en cada uno de sus actos —inconscientemente y de diversas maneras—, el estado de salud de su autoestima mediante la forma de hablar o moverse, además de su rostro y gestos; este lenguaje corporal lo podemos calificar de sano —de manera enunciativa mas no limitativa—, cuando poseemos la capacidad de emitir elogios sinceros de otras personas, transmitir afecto, aprecio; al compartir con personas allegadas a nosotros nuestros fracasos y éxitos; también se expresa al estar abierto a la crítica y a reconocer nuestros errores, porque la autoestima no es ser perfecto, sino que la persona se conciba como un ser susceptible de mejora permanente.
Así como la carencia de alguna vitamina produce en nuestro organismo efectos diferentes, ninguno de ellos provechoso, una autoestima poco sana puede conducirnos a situaciones tan indeseables como una errada elección de pareja, un malogrado matrimonio inmerso en desilusiones e insatisfacciones, una profesión incompatible con nuestras aptitudes o vocación, una mala gestión laboral, incapacidad para disfrutar de los logros, comportamientos autodestructivos, cuadros de ansiedad y depresión crónicos y, lo más grave, puede llevarnos a no cumplir los sueños más anhelados.
En caso de que se presienta que se carece de autoestima óptima ¿qué hacer para fortalecerla y ejercer en su totalidad las capacidades que su estructura psíquica y formación intelectual le permiten? Es evidente que los estímulos externos, tales como elogios de otras personas o gratificaciones materiales no edifican la autoestima. De ser así, nuestra autoestima estaría vulnerable a los vaivenes de esos sucesos. Es obvio que el reconocimiento de otra persona genera una sensación placentera, la cual habrá de desvanecerse hasta la llegada de un nuevo estímulo. El aspecto de bienes materiales también generará variantes de gratificación muy alejados de la estabilidad duradera que genera una alta autoestima, ya que esta última está basada en valores internos protegidos de factores ajenos a nuestro dominio.
¿Qué rasgos presenta una persona con una apropiada autoestima?

  • Aprende y se actualiza para satisfacer las eventualidades presentes y futuras.
  • No se enfrasca efectuando autoanálisis.
  • Se siente bien la mayor parte del tiempo.
  • Ejecuta su trabajo con satisfacción, lo hace bien y aprende a mejorar.
  • Sonríe con frecuencia y piensa en positivo.
  • Es confiable y afectuosa.
  • Se percibe como única y percibe a las demás personas como únicas y diferentes.
  • Toma riesgos, es independiente y autónoma, disfruta sus éxitos.
  • Se comunica con asertividad.
  • Cumple en tiempo y forma con los requerimientos en su formación académica y laboral.
  • Posee gratitud hacia la vida, es comprensiva y empática.
  • Dirige su vida hacia donde cree conveniente, por lo que desarrolla habilidades para lograrlo.
  • Es amistosa y entabla relaciones sociales duraderas, por lo que disfruta de reuniones y la compañía de otros.
  • Acepta que comete errores y aprende de ellos.
  • Es responsable.
  • Conoce sus derechos, obligaciones y necesidades.
  • Se respeta a sí misma.
  • Es libre de miedo a: equivocarse, ser rechazado socialmente, enfermarse, perder el trabajo, no conseguir pareja, la soledad, al cambio y al fracaso, entre otros.

Como ejemplo de miedo al fracaso, está Thomas Alba Edison, que falló 10,000 veces antes de haber logrado el filamento de carbón que se utiliza en los focos de luz. Un reportero le preguntó, después del intento número 5,000, si se sentía desalentado. Edison contestó que no había fallado 5,000 veces, sino que había triunfado al determinar 5,000 maneras en las cuales no funcionaba. “Lo que significa, -comentó-, que me encuentro 5,000 pasos más cerca de descubrir cómo hacerlo funcionar”.
Es importante recordar que los científicos más importantes de ese momento, escribían artículos en donde opinaban que Edison perdía su tiempo. Pero Edison ignoró todas las críticas y continuó. Se escuchó a sí mismo y no a los demás.
¿Se imagina cómo sería el mundo en la actualidad, si ante cualquier error o crítica, todos los inventores y científicos hubieran dejado sus proyectos sin terminar? El fracaso es parte esencial del éxito. Cada fracaso es una oportunidad para aprender y corregir. Las únicas personas en este mundo que no fracasan, son aquellos que no hacen nada, que ni siquiera lo intentan.
El psicólogo Mauro Rodríguez Estrada en su libro Autoestima: clave del éxito personal,1 expone los fundamentos sobre los cuales debemos asentar el fortalecimiento de nuestra autoestima y son los que se presentan a continuación:

  1. Autoconocimiento. ¿Quién soy? Reconocer las partes que componen el yo, sus manifestaciones, necesidades y habilidades.
  2. Autoconcepto. ¿Qué soy? Serie de creencias acerca de sí mism@ que se manifiestan en conducta, acciones.
  3. Autoevaluación. ¿Para qué uso X creencias, X valores? Nuestras creencias soportan la identidad y nos abren las puertas del poder o no. No son buenas ni malas, son potenciadoras, útiles o limitantes e inútiles en función de que nos permitan o no seguir un proceso de desarrollo humano completo y que nos proyecten una autoestima acorde con la realidad.
  4. Autoaceptación. ¿Te apruebas? Es admitir y reconocer todas las partes de sí mism@ como un hecho, como la forma de ser y sentir porque solo mediante ello se puede efectuar un cambio.
  5. Autorrespeto. ¿Te cuidas? Atender y satisfacer las propias necesidades y valores. Expresar y manejar en forma conveniente sentimientos y emociones sin sentirse culpable.
  6. Autoestima. ¿Lo lograste? Si y solo si: te conoces, estás consciente de tus cambios, creas tu propia escala de valores, desarrollas tus capacidades, te aceptas y respetas.

elena_escalera

Estos escalones son, según Mauro Rodríguez, el mejor antídoto contra la egolatría, soberbia, orgullo y sentimiento de superioridad.
Así, para fortalecer esa autoestima sana se concluye este artículo con la siguiente frase: “No me juzgues por mis victorias, mejor júzgame por mis derrotas porque son pocas.”

1    Décima reimpresión, 1998, Ed. El Manual Moderno, México.

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