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ISSN 2594-1976
Artículos

Valor de la auditoría de estados financieros

admin - 19 agosto, 2014

C.P.C. Omar Josué Ramírez Torres
Socio de Auditoría
Mancera Ernst & Young
Catedrático de la Universidad Panamericana Campus Guadalajara
omar.torres@mx.ey.com

De acuerdo con los registros públicos, las auditorías financieras existen desde el año 1314. Sin embargo, antes de la década de 1930, ninguna corporación o empresa estaba obligada a llevar a cabo una auditoría. En 1934, la Ley de Valores de los Estados Unidos creó el requisito legal de que todas las compañías que cotizaban en bolsa debían someterse a una auditoría financiera

Desde entonces, la auditoría ha sido considerada como un tema de obligación en las entidades. Muchas de las compañías se auditan por: razones fiscales (dictamen fiscal), petición de un acreedor (principalmente, instituciones bancarias), informar a un corporativo al que pertenecen, o bien, siendo entidades del sector público, obligación en la rendición de cuentas. Esta situación ha generado que el trabajo de auditoría, al nacer de una obligación, sea vea, en ocasiones, como un mal necesario. Si bien y considerando que, efectivamente, es una obligación en la mayoría de los casos, se debe resaltar el gran valor que tiene en las empresas y en su entorno de negocios.
En nuestro país, un ejemplo es el Dictamen Fiscal, el que por más de 50 años, algunas empresas tuvieron la obligación de presentarlo, cuya base de trabajo es la auditoría de estados financieros, lo cual provocó que el desempeño de un trabajo de auditoría fuera considerado una obligación que, inclusive en varios casos, provocaba el malestar por implicar un costo adicional. Es normal que cuando las cosas se tienen que hacer por obligación se pierda el sentido del verdadero valor que esa actividad nos puede generar.
Para nuestra profesión y en general para el ambiente de negocios es importante resaltar que más allá de la obligación que representa para unas entidades el realizar una auditoría de estados financieros, puede ser un trabajo que agregue valor a ellas y su entorno.
Por otro lado, el trabajo de auditoría ha tenido su bache debido a los escándalos financieros que se han generado por los fraudes en información financiera de algunos corporativos que fueron auditados. Ante esto, sale a relucir la pregunta: ¿dónde estaba el auditor?
El factor confianza de alguna manera se ha desgastado y debemos trabajar en la generación de ese ambiente que aporta un reporte de auditoría en el entorno de los negocios.
Tenemos el reto como profesión y en específico como auditores externos independientes de hacer que prevalezca la importancia y el valor del trabajo de auditoría en dos sentidos:
Lo que representa hoy en día realizar un trabajo de auditoría de calidad.
El valor que genera a las empresas y al entorno de los negocios un trabajo de auditoría, cuyo producto final es un informe que emite seguridad a los tomadores de decisiones.
Estos aspectos deben estar siempre al amparo de nuestro requerimiento ético más relevante: la independencia.
Auditoría de calidad
En los últimos años nuestra profesión ha vivido una serie de cambios importantes y de trascendencia en la forma de llevar a cabo un trabajo de auditoría.
Decidimos adoptar las Normas Internacionales de Auditoría (NIA) a partir de auditorías de estados financieros que se inicien el 1 de enero de 2012. En adición y a partir de octubre de 2012, tenemos un nuevo Código de Ética que pretende, entre otras cosas, cubrir la necesidad global de la profesión.
Aunado a esto, en años pasados también se emitió la Norma de Control de Calidad y la Norma de Revisión a la Norma de Control de Calidad, con ciertos requerimientos que deberán cubrir las firmas de Contadores Públicos.
Probablemente todos estos cambios han generado un ambiente de saturación en cuanto a normatividad que el Contador Público debe cumplir. Sin embargo, lo que sí es una realidad, es que ha sido una respuesta a la necesidad de la profesión para enfrentar los retos y requerimientos globales, y sobre todo asegurar la calidad en los trabajos.
Sin duda, ante esta situación también surge el tema de los escándalos financieros que se han vivido en el entorno global y de negocios, lo cual ha sido parte de lo que ha provocado los cambios en la regulación y la inclusión de las buenas prácticas corporativas.
Para este tema se han generado y promovido diversas actividades como las prácticas del buen Gobierno Corporativo dentro de las entidades. Como parte de estas se ha impulsado la incorporación de consejeros independientes y la formación de diversos comités para la administración y vigilancia de las operaciones de las entidades, así como la regulación y, en consecuencia, la confianza. Asimismo se emitieron requerimientos para ciertas organizaciones en relación con el control interno de las mismas que cubran aspectos de seguridad y confianza en la generación de información.
Nuestra base fundamental para desarrollar un trabajo de aseguramiento es nuestro Código de Ética y cumplir con los seis aspectos de nuestra Norma de Control de Calidad:

  • Responsabilidad de los líderes de la firma sobre el control de calidad de la misma.
  • Requisitos éticos relevantes.
  • Aceptación y retención de las relaciones profesionales con clientes y trabajos específicos.
  • Recursos humanos.
  • Desempeño del trabajo.
  • Monitoreo.

Estos cambios y regulaciones tienen como finalidad incrementar el gran valor que se tiene que realizar, hoy en día, en un trabajo de auditoría, generando ese ambiente de confianza en el entorno global de negocios.
Si bien es necesario dar cumplimiento a todas estas regulaciones y requerimientos para la ejecución del trabajo de auditoría también debemos resaltar ante la comunidad que la base fundamental de nuestro desempeño como profesionales está en nuestra formación humana y moral. Nuestra actuación contempla aspectos técnicos y éticos, la técnica se adquiere con el estudio, la ética con la práctica habitual de los valores que la sociedad estima necesarios para depositar su confianza en los profesionales, valores como la honradez, honestidad, integridad, etc., que dan ese respaldo de confianza en nuestro trabajo. Debemos promover estos valores y manifestar ante la comunidad que nuestro trabajo se realiza con base a los mismos.
Valor que genera a las empresas
El segundo aspecto a considerar como profesionistas y resaltar ante la comunidad de negocios es que nuestro trabajo genera valor a las empresas. No solo se trata de emitir una opinión de si los estados financieros presentan o no la información financiera bajo un marco contable normativo y que los mismos están o no libres de desviaciones materiales debidas a fraude o error. La auditoría se origina como una necesidad social generada por el desarrollo económico, la complejidad industrial y la globalización de la economía, que han producido empresas sobredimensionadas en las que se separan los titulares del capital y los responsables de la gestión. Se trata de dotar de la máxima transparencia a la información económico-financiera que suministra la empresa a todos los usuarios, tanto directos como indirectos.
Los escenarios económicos cambiantes en que se desenvuelven los negocios pueden restar importancia a la auditoría tradicional porque no está concebida como una herramienta de gestión empresarial, sino como una corroboración de que los estados financieros fueron preparados y que son razonables de acuerdo con un marco contable normativo. Estos aspectos cambiantes de la economía y la búsqueda del valor agregado de la auditoría, que debemos entregar a nuestros clientes, sin que se pierda el aspecto ético de independencia, nos lleva a tomar ventaja del enfoque de auditoría basado en riesgos. Este planteamiento implica un conocimiento más profundo e inteligente del entorno de negocio del ente auditado, para lo cual nos acerca más al conocimiento del negocio dentro de su estructura organizacional, así como al análisis del funcionamiento de sus procesos implementados para alcanzar las metas de los negocios.
Este conocimiento nos lleva a direccionar el esfuerzo del trabajo para dar respuesta a los riesgos identificados que, probablemente, se generen en oportunidades para la entidad auditada y, por lo tanto, podamos aportar ideas para la mejora y eficiencia de los procesos y manejo de recursos.
De manera natural se da en algunas empresas el que corrijan errores o desviaciones identificadas en el desempeño del trabajo de auditoría con la finalidad de evitar que se tenga una modificación a la opinión del auditor por alguna desviación. En el camino, algunos procesos de control interno y de utilización de recursos se van adecuando en las entidades auditadas cuando de manera oportuna se van manifestando por parte del auditor aquellas deficiencias o controles no efectivos que las compañías llevan a cabo.
En ocasiones estas mejoras que viven las empresas de manera natural durante un trabajo de auditoría no son apreciadas por la administración, por lo que deberán resaltarse.
Una comunicación asertiva entre el auditor y el ente auditado y sus órganos de administración siempre generarán ideas que motiven la mejora continua en las entidades.
La información que se presenta en los estados financieros, si bien debe contar con el sustento de que, quien la preparó tiene la capacidad técnica y profesional adecuada, la labor de la técnica denominada “auditoría de estados financieros“, representa precisamente la función de certificar que efectivamente esa información es o no razonable y, por lo tanto, genera seguridad en los tomadores de decisiones.
Se debe impulsar a los empresarios, inversionistas, administradores, etc., a mirar el resultado del trabajo de auditoría como parte fundamental para el logro de objetivos y la toma de decisiones, ya que ayudará a medir y evaluar en términos generales la situación financiera de la entidad y sus resultados. En su caso modificar lo que se considere necesario en pro de tener una mejora continua.
El reporte del auditor deberá seguir siendo el soporte adecuado y fundamental que brinde seguridad a los usuarios de información financiera auditada, respecto a que la misma será útil y confiable para la toma de decisiones. Nos corresponde a la profesión promover el valor y peso de nuestro dictamen. Dejar claro que los valores como la integridad y la honradez no son nuestro objetivo, sino, nuestro punto de partida; la integridad para buscar la verdad y la honradez para exhibirla, generando y fortaleciendo la confianza.

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