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ISSN 2594-1976
Artículos

Entrevista con Armando Laborde de la Peña. Director General de Ashoka México y Centroamérica y Codirector de Ashoka América Latina

admin - 1 febrero, 2015

Por Mtra. Lorena Medina Bocanegra/Coordinadora de la Unidad Torreón/Universidad Autónoma de Coahuila/lorena_argentinamb@yahoo.com.mx

Ashoka es una organización de la sociedad civil que se ha consolidado como un referente muy importante en el tema del emprendimiento social

 

¿Qué es un emprendedor social y qué impacto tiene en la sociedad o en el ámbito en el cual opera? ¿Qué lo diferencia de un filántropo?

Un emprendedor social es una persona que resuelve los problemas más apremiantes de la sociedad, de manera innovadora y con un enfoque de impacto sistémico. Tiene el temperamento, espíritu, creatividad y determinación de un emprendedor de negocios; sin embargo, su principal objetivo es solucionar problemas sociales, en vez de perseguir una ganancia económica.

En palabras de Bill Drayton, fundador de Ashoka: “los emprendedores sociales no se conforman con dar de comer a alguien un pez o enseñarlo a pescar. Ellos no descansarán hasta haber revolucionado la industria pesquera”. El emprendedor social actúa como agente de cambio, aprovecha las oportunidades que otros dejan pasar al proponer nuevos enfoques y la creación de soluciones para mejorar la sociedad. El emprendimiento social ataca las raíces del problema, mientras que la filantropía solo atiende los síntomas.

¿Qué casos de éxito interesantes hay en México y qué impacto han producido en sus comunidades?

En Ashoka México y Centroamérica contamos con una red de más de 300 emprendedores sociales, todos ellos casos de éxito interesantes, por cuestiones de espacio, podemos centrarnos en uno: Alex Eaton, quien creó, junto con Camilo Pagés, Sistema Biobolsa, una empresa de impacto social que incluye un sistema de biodigestión de alta calidad y un programa educativo que ayuda a la transformación de residuos en energía renovable y fertilizante orgánico. Actualmente estos biodigestores trabajan en 21 estados del país y a los campesinos se les brinda acompañamiento durante más de un año. Los esfuerzos de seguimiento y educación brindan altísimas tasas de efectividad.

Otros casos de éxito son, sin duda alguna, los Fellows de Ashoka de la generación 2014 (estos se describen en el cuadro al final de la entrevista).

¿Qué características debe poseer un emprendedor social en términos de preparación, gestión y liderazgo para crear una empresa social de alto impacto?

Ante el nivel de competencia actual y los retos sociales que enfrentamos, el emprendedor social debe ser:

  • Innovador, proponer soluciones y perspectivas diferentes que cambien el ritmo del sector.
  • Saber adaptarse a las demandas cambiantes del entorno mundial.
  • Estar comprometido con su proyecto y ser perseverante, pues enfrentará un sinnúmero de obstáculos.
  • Tener un proyecto de alto impacto sistémico, factible de ser medido y replicado.
  • Ver en los problemas oportunidades.
  • Saber resolver problemas de manera rápida.
  • Analítico, definir el problema de raíz, interpretar desafíos y aprovechar las experiencias difíciles.
  • Constructor de alianzas. Ante los retos sociales es imposible que un solo individuo o una sola organización puedan resolver los problemas de manera integral. Es necesario conjuntar las fortalezas de una serie de actores que permitan gozar de una aproximación más amplia al problema.

¿Por qué invertir en emprendedores sociales?

Creemos que al apoyar a emprendedores sociales logramos dar el empuje necesario a soluciones innovadoras y así apoyamos un movimiento que promueve la conformación de un sector ciudadano global, emprendedor y competitivo, el cual procura una ciudadanía que se asuma y actúe como agente de cambio. Por ello, la iniciativa de Ashoka Venture & Fellowship, selecciona, apoya y da seguimiento a líderes emprendedores sociales de alto impacto.

¿Cuáles son los principales retos de un emprendedor social en México y cómo se pueden sortear?

Profesionalización del sector y falta de personal competente. El 65% de las MIPyMES desaparecen antes del segundo año de vida y 66% de ellas sucumben por falta de preparación para el emprendimiento y la gestión, según la Fundación Proempleo. Por ello es fundamental tomar en cuenta la capacitación y asesoría, ya que mediante estos elementos el emprendedor social se profesionaliza, empodera y adquiere habilidades para el manejo de la incertidumbre y del riesgo. Esta falta de capacitación está directamente relacionada con otro reto: la falta de personal competente.

Desconocimiento del sector y desvinculación. Muchos emprendedores sociales desconocen los programas de apoyo existentes, lo cual puede resolverse por medio de la vinculación, al aplicar las convocatorias, asistir a eventos de inversión de impacto, formar parte de redes de emprendedores y mantenerse en contacto con otros emprendedores y asociaciones que apoyan el emprendimiento social.

Confianza en sí mismos. Vivimos en un país que nos educa para buscar un empleo y no para generar oportunidades y emprender proyectos. Muchos emprendedores sociales enfrentan fuertes comentarios de desaliento y escepticismo que hacen difícil el arranque de los proyectos. Estas críticas provienen, incluso, de familiares y amigos. Requerimos fomentar una cultura emprendedora desde edades tempranas, mediante la teoría y ejercicios prácticos que permitan a los jóvenes darse cuenta de su capacidad transformadora como agentes de cambio.

Poca o nula referencia y apoyo a los emprendimientos sociales durante la formación educativa. Cada vez más, una proporción importante de emprendedores sociales (50% de nuestros candidatos) tienen modelos de negocio que resuelven una problemática social. Sin embargo, la mayor parte gestó su proyecto en programas de posgrado en universidades extranjeras donde eran alentados a desarrollar proyectos y donde los mejores recibían apoyos para llevarlos a cabo. Esto no sucede en las universidades mexicanas. Requerimos universidades que impulsen el emprendimiento social, que fomenten competencias y apoyos a proyectos tempranos.

A estos retos globales es necesario añadir las dificultades propias del país como:

Complejo marco fiscal. Impuestos elevados y excesivos que desfavorecen el surgimiento de nuevas empresas e incitan la economía informal. Por ejemplo: la constitución, autorizaciones y permisos de una empresa en México puede llevar hasta 50 días, mientras que en otros países pueden tomar 4 días.

Difícil acceso al financiamiento. Las instituciones bancarias establecen demasiados candados de seguridad para acceder al escaso capital disponible y el crédito requerido para iniciar un nuevo proyecto.

Economía informal. Los emprendedores sociales que acaban de constituirse legalmente están en franca desventaja respecto de los negocios informales, pues tienen que hacer frente a los compromisos fiscales antes referidos. Por ello, se vuelve indispensable un cambio profundo de las políticas públicas para fomentar el surgimiento de nuevos proyectos cuya existencia trascienda los primeros años.

Finalmente, 69% de las MIPyMES registradas del país se dedican al comercio de artículos de consumo básico, frente a esta realidad se vuelve un reto mantenerse a la vanguardia, innovando para contar con un elemento diferenciador respecto al resto.

¿Todos los emprendedores sociales deben tener negocios sociales?

Por supuesto que no, hay problemáticas sociales que no pueden ser resueltas mediante un negocio social. Existen ejemplos exitosos de proyectos que al mismo tiempo resuelven una problemática social y cuentan con un brazo que les permite ser sostenibles económicamente hablando, pero existen otros proyectos como el litigio estratégico o la defensa de los derechos humanos, que difícilmente pueden convertirse en un negocio social y que es fundamental trabajar en estos aspectos para lograr un cambio sistémico en la sociedad. Es necesario invertir en estos proyectos, pues si bien es cierto que no generan retorno económico, el valor social que imprimen es vital para lograr el cambio que deseamos.

En este contexto, ¿cuál es la labor de Ashoka?

Ashoka es una organización de la sociedad civil que impulsa el cambio social, mediante la promoción del emprendimiento social en diferentes sectores de la sociedad como empresas, universidades, jóvenes, etc. Busca detonar el potencial del agente de cambio que todos tenemos. Asimismo, apoya a los líderes emprendedores sociales, brindándoles recursos económicos, soporte profesional y acceso a una red global. A lo largo de 30 años de experiencia, Ashoka tiene presencia en 70 países en los que agrupa a más de tres mil Fellows.

¿Qué hace Ashoka?

Ashoka consolida procesos que, posteriormente, comparte con otras organizaciones multiplicadoras, como es el caso del Modelo de Emprendimiento de Educación Media, donde en colaboración con la Secretaría de Educación Pública se apoyará a los jóvenes para que inicien proyectos emprendedores productivos en el país, mediante el Modelo de Emprendedores de Educación Media. La meta es crear 103 centros de emprendedores.

¿Qué hace Ashoka en las universidades?

Por medio de Ashoka U promovemos que las universidades e instituciones de educación superior propicien el emprendimiento social y funcionen como centros de innovación social, reuniendo profesores, alumnos y autoridades para detonar iniciativas capaces de transformar la realidad social.

Los campus que cuentan con un modelo que integra el emprendimiento social en su comunidad universitaria son reconocidos como Changemaker Campus. Previo a recibir este reconocimiento se trabaja junto con la universidad para desarrollar acciones enfocadas en lograr la excelencia deseada en emprendimiento social. Un caso es la labor que se ha desarrollado con la UNAM para impartir la asignatura Empresarial Ashoka-UNAM y uno de los módulos del diplomado en Creación, Desarrollo y Dirección de Empresas Sociales de la Facultad de Contaduría y Administración.

¿Por qué es importante apostar por una educación en emprendimiento social?

La educación en emprendimiento social se orienta a cambiar mentalidades, brindar las capacidades e instrumentos para formar agentes de cambio, detonar habilidades, formar personas independientes, innovadoras, creativas y emprendedoras que cuestionen las reglas establecidas al:

  • Impulsar una educación activa que permita a la persona adaptarse al cambio.
  • Generar habilidades para establecer vínculos o redes de contactos.
  • Promover una disciplina de trabajo intenso y aprendizaje continuo.

¿Por qué contar con una iniciativa para jóvenes?

Un factor común entre los emprendedores sociales que apoyamos es que tuvieron una experiencia de emprendimiento social a corta edad; en la medida en que logremos que más jóvenes experimenten esto, mayores posibilidades tendremos de contar con emprendedores sociales en un futuro. Creemos que nadie mejor que un joven para identificar las problemas de su comunidad y generar soluciones para las mismas. En la medida en que el joven se empodere, más adelante, con mejores herramientas, podrá ver en el emprendimiento social como una alternativa de vida, por eso promovemos el emprendimiento social entre los jóvenes, mediante nuestra iniciativa Avancemos.

¿Por qué colaborar con las empresas?

Por medio de la iniciativa Ciudadanía Económica para Todos buscamos ayudar a las empresas a migrar a modelos de negocio inclusivo en donde ambas partes ganen, que las empresas se percaten de que el retorno económico y el impacto social positivo pueden ir de la mano y que cada vez más, las oportunidades de negocio se abren en la co-creación de empresas con emprendedores sociales, para ello estamos conformando una comunidad de líderes agentes de cambio, empresarios que buscan nuevos modelos de innovación y liderazgo que tengan en cuenta estos aspectos al momento de guiar el rumbo de sus empresas.

 

 

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