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ISSN 2594-1976
Artículos

Crédito de microfinanzas. Factores de éxito

admin - 1 junio, 2015

Por Dr. José Carlos González Núñez

Profesor Investigador

Universidad Anáhuac México Sur

josecarlos.gonzalez@anahuac.mx

Uno de los principales retos de un sistema financiero es brindar servicios a toda la población y en especial el servicio de crédito a los micros y pequeños empresarios, que les permita financiar sus actividades y, por lo tanto, elevar su producción e ingresos. Sin embargo, para brindar servicios financieros es necesario desarrollar técnicas especiales para atenderlos con la finalidad de garantizar no solo el desembolso, sino que los clientes puedan desarrollar sus pequeños negocios

¿Qué son las instituciones de microfinanzas?

En este sentido han surgido instituciones financieras para brindar servicios financieros, en especial el crédito, a personas de ingresos bajos que realizan actividades productivas manejando sus propias micro y/o pequeñas empresas, que se caracterizan por no tener acceso al crédito de las instituciones bancarias tradicionales al no contar con garantías reales, insuficiente información financiera o montos de préstamos relativamente bajos, entre otras características. Estas organizaciones son denominadas Instituciones de Microfinanzas (IMF).

Debido a que la población de ingresos relativamente bajos que no tiene acceso al crédito formal, es muy amplia y difiere entre sí, las IMF la han clasificado en tres segmentos a fin de otorgar una mejor atención financiera:

  • El primer segmento de la población, es comúnmente llamado “los pobres de los pobres”, el cual lo conforma la llamada “microempresa de subsistencia”, y se ubican en localidades lejanas y en el medio rural, destacando como un nicho de mercado en este segmento a las mujeres.
  • El segundo segmento se encuentra en localidades semirrurales o cercanas a ciudades principales, que conforman la “microempresa de acumulación simple”, donde el conocimiento de las personas entre sí ha disminuido por una serie de factores, como puede ser la movilidad de los hogares.
  • El tercer segmento son los hogares que viven alrededor o en las ciudades principales, como consecuencia de la migración del campo hacia ellas, y las cuales conforman la “microempresa de acumulación compleja o de desarrollo”.

Los tres segmentos de la población mencionada que definen los tipos de microempresa, justifican la existencia de tres tecnologías de crédito diferentes que se denominan: grupos comunales, grupos solidarios y créditos individuales.

El presente artículo trata de los factores de éxito que han desarrollado las IMF para atender a los microempresarios de subsistencia, quienes constituyen la población de más bajos ingresos.

Antes de desarrollar los factores de éxito de las IMF, dedicadas a los microempresarios de menores ingresos, es necesario señalar que la forma de atender a este segmento, es conformando grupos, que mayoritariamente son de mujeres, con la finalidad de reducir costos de operación para la institución financiera.

Dicha tecnología de crédito tradicionalmente se denomina grupo o banca comunal, y los denominados oficiales de crédito han desarrollado un conjunto de actividades para consolidar al grupo y poder ejercer presión social en aquellos que no cumplen puntualmente con sus pagos.

Una definición de microfinanzas

La definición de microfinanzas debe basarse en las características de la población objetivo señaladas. En tal sentido la definición debe combinar elementos de la población objetivo con la necesidad de mantener viable a la institución.

A continuación se plantea la definición de microfinanzas: esta se puede definir como una tecnología dedicada a otorgar servicios financieros a micro y pequeños empresarios que se caracterizan por sus bajos ingresos y alta marginación; en especial brindar servicios de créditos (microcréditos) para financiar principalmente actividades productivas.

La tecnología financiera se caracteriza por conocer profundamente a la población objetivo y, por ello, utiliza garantías no tradicionales, se otorgan créditos iniciales pequeños y crecientes en forma subsiguientes, se utiliza la presión social y tradicional para el pago oportuno, y así garantizar la viabilidad institucional al mantener niveles de morosidad bajos.

Los factores de éxito

Con base en la experiencia de instituciones exitosas como es el caso de Banco Compartamos y de otras instituciones, se han identificado los siguientes factores de éxito: (González, J. 2008).

  • Pequeños préstamos iniciales. Para atender a los segmentos de población de ingresos bajos, las instituciones exitosas establecen préstamos iniciales lo suficientemente pequeños para que los de mayores ingresos no se interesen por ellos.
  • Grupos autoelegidos. Los grupos son autoelegidos, es decir, los integrantes se conforman con las personas que están dispuestos a asumir compromisos; esta autoselección permite elegir a personas con solvencia moral. En el medio rural, se busca atender en especial a las mujeres que se caracterizan por su mayor responsabilidad y el trabajo en grupo.
  • Reuniones periódicas. Generalmente se realizan reuniones cada semana con la finalidad de monitorear más a los grupos y los pagos que son comúnmente semanales, así como responder inmediatamente ante problemas de morosidad u otros, con lo cual se garantiza una respuesta inmediata.
  • Ahorros. Existe la práctica de que antes de solicitar un préstamo el integrante del grupo ahorre un porcentaje del monto de crédito, lo cual da confianza a los integrantes, ya que en caso de que alguien no cumpla con los pagos, este se utilizará como garantía para el pago a la institución. Asimismo, el ahorro sirve como una forma para que el oficial de crédito pueda medir la solvencia económica de la personas, es decir, si el cliente puede ahorrar montos mayores se supone que el negocio está creciendo y, por lo tanto, si solicita un préstamo mayor podrá pagarlo sin problemas.
  • Control de la morosidad. La baja mora es consecuencia de un proceso que considera: mecanismos de control, incentivos para el reembolso y retroalimentación. Se ha establecido la política de que en caso de que alguno no pueda pagar, se trata de cobrar a los demás integrantes, en primer lugar y luego se utiliza el ahorro del grupo. Los incentivos a los deudores se dan en función de la tasa de interés nominal, la cual se reduce para los grupos que tienen un buen historial y se aumenta para aquellos que tienen un historial deficiente. Esto motiva al pago oportuno de las deudas. La retroalimentación sobre la morosidad permite que al recibir informes diarios sobre el pago, se actúe rápidamente.
  • Seguimiento de pagos individuales. Se realiza un seguimiento individual de los pagos y de los ahorros de los integrantes del grupo; la ventaja es que se obtiene información para determinar la capacidad de pago de cada persona y ofrecerle otros productos financieros.
  • Tasas de interés. La tasa de interés que se cobra es de mercado, es decir, no se aplica subsidio al cliente y tradicionalmente es mayor a la que cobran los bancos comerciales, debido a los costos que deben cubrir; en especial, el costo operativo, debido a los desplazamientos que debe efectuar el oficial de crédito para atender a clientes ubicados en zonas rurales. Esta tasa de interés, relativamente elevada, que se cobra es menor a la del prestamista informal, pero desalienta a los más acomodados, quienes pueden acudir a las instituciones tradicionales; y obliga además a las personas a emprender negocios rentables.
  • Incentivos al personal de la IMF. Se otorgan incentivos para el personal de la institución y en especial del oficial de crédito, para incrementar su productividad, teniendo en cuenta variables como la mora, monto de su cartera, zona de trabajo, entre otras, lo que estimula la identificación y el esfuerzo de los trabajadores.
  • La escalera de préstamos. Existe una escalera de préstamo, que genera incentivos al grupo para pagar oportunamente y obtener un nuevo préstamo con montos mayores. La institución permanentemente monitorea que los montos respondan a las necesidades del negocio, el cual si está creciendo requiere de montos de capital de trabajo mayor.
  • Tamaño máximo de préstamo. La mejor práctica para asegurarse de que se siga atendiendo a los microempresarios y no a los grandes empresarios, es establecer topes o montos máximos de préstamos, el cual se debe determinar teniendo en cuenta las características de cada zona.
  • Los problemas que surgen cuando las instituciones establecen montos muy altos, es que algunos de los miembros pueden alcanzar dichos topes y otros no; en tal caso la, solidaridad y presión social se debilita por lo que el grupo puede partirse o incluso desaparecer. Por ello, la institución debe ofrecer un menú de alternativas, en el cual las personas que deseen obtener montos mayores pueden solicitar otros productos financieros con una metodología de crédito diferente como pueden ser los créditos individuales.
  • Otros productos financieros. A los emprendedores exitosos, la IMF le ofrece préstamos individuales con mayores montos de préstamos, debido a que ya no pertenecen al segmento de microempresa de subsistencia. El ofrecer alternativas o un menú de productos financieros permite que las personas puedan elegir aquel producto que se adecua a su realidad; esto es importante, porque el cliente conoce que si cumple con sus pagos, siempre tendrá acceso al crédito; y además puede solicitar préstamos mayores con otra metodología de crédito que responde a la evolución de su negocio y necesidades.

Con base en lo desarrollado se puede atender a un segmento de población de ingresos bajos, ubicados en el medio rural o alejados de las ciudades principales, en especial a las mujeres que se caracterizan por su alto grado de marginación, y mantener además la viabilidad económica y financiera de la IMF al desarrollar una tecnología financiera adecuada para dicho sector.

Referencias

González, José (2008). El microcrédito de banca comunal: una alternativa de financiamiento rural en México.

Nelson, Candace. Et. Al. (1998). Bancos comunales: La práctica mundial. Editorial Construyamos. México.

Otero María y Rhyne E. Compiladoras. (1998). El nuevo mundo de las finanzas microempresariales. Ed. Plaza y Valdés. México.

Robinson S. Marguerite. (2004). La revolución microfinanciera: finanzas sostenibles para los pobres. Banco Mundial. México

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