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ISSN 2594-1976
Actualización Contable

Inclusión financiera en México

admin - 1 junio, 2015

Por Lic. Yolanda Cue López

Directora General Adjunta

Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros

ycue@bansefi.gob.mx

La banca de desarrollo mexicana tiene una labor muy importante dentro de la estrategia nacional de inclusión y desarrollo social: lograr una mayor penetración del sistema financiero en la población de menores recursos, tal que se permita mejorar de forma tangible el bienestar de las familias, al tiempo que se promueve el crecimiento económico

A partir de la reforma financiera promulgada en enero de 2014, la banca de desarrollo cuenta con los instrumentos necesarios para cumplir cabalmente con la función de fortalecer los mercados financieros y lograr la inclusión. Tiene cimientos sólidos en un contexto más propicio: instituciones fuertes, regulación apropiada, segmentos de mercado y sus necesidades identificadas, productos que atienden esas necesidades, y en muchos casos,  las alianzas clave han sido establecidas. Si bien existen retos importantes, sin duda, este es el momento para la inclusión financiera en México.

El crecimiento económico de los países está asociado positivamente al nivel de penetración de su sistema financiero. Sin embargo, 2,500 millones de personas en el mundo no tienen una cuenta bancaria.

En el caso particular de México, la baja penetración de servicios financieros en la población está también presente. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2012, en México la proporción de personas con un crédito formal es menor a la proporción con un crédito informal y más de la mitad de la población no usa servicios financieros formales. Es decir, 36% de la población adulta a nivel nacional usa mecanismos formales para ahorrar (42% de la población en zonas urbanas y 22% en zonas rurales); y solo 26% de la población adulta ha obtenido crédito formal (33% en el medio urbano y 17% en el rural).

Es de notar que aún con las innovaciones en canales de acceso como corresponsales, banca por Internet y banca móvil, las sucursales y los cajeros automáticos siguen siendo los canales con mayor uso. Ante esta realidad, la reforma financiera, tiene cinco pilares principales:

  • Incrementar la competencia.
  • Impulsar el financiamiento por medio de la banca de desarrollo.
  • Impulsar el financiamiento vía instituciones financieras privadas.
  • Mantener un sector financiero sólido y prudente.
  • Hacer más eficaces a las instituciones financieras y el actuar de las autoridades.

En resumen, significa más crédito, más servicios financieros, y en las mejores condiciones. Como ha expresado el Secretario de Hacienda y Crédito Público, el Dr. Luis Videgaray Caso, el tercer pilar de la reforma financiera es la banca de desarrollo y con esta reforma se redefine su mandato, para que conserve su solidez financiera, sus niveles de capitalización y solvencia, pero al mismo tiempo juegue un papel más activo como instrumento del Estado mexicano para promover el mercado de crédito.

En ese sentido, la banca de desarrollo, en alianza con instituciones del sector privado y social, busca reducir la exclusión financiera incorporando a la población que actualmente no cuenta con servicios financieros formales, así como mejorar las condiciones de atención en todos los sentidos. Así, canalizando financiamiento precisamente en esos sectores de la población que pueden resultar motor del crecimiento; como las pequeñas y medianas empresas. Se trata de incrementar los mercados de ahorro y crédito, tanto en la oferta como en la demanda, todo esto, buscando un desarrollo más incluyente.

La inclusión financiera está muy lejos de ser solo un tema de moda. Es una necesidad y es alcanzable. Existe evidencia nacional e internacional que rompe los mitos de que la gente de menores recursos no utiliza ni necesita servicios financieros y que tampoco tiene posibilidades de ahorrar. Lo cierto es que toda la población, sin importar su condición socioeconómica o ubicación geográfica, necesita servicios financieros para administrar mejor sus recursos, crear y fortalecer su patrimonio y hacer frente de mejor manera a las emergencias.

De hecho, como ya se mencionó, muchos los usan pero en condiciones informarles y, por ende, con alto riesgo. Esta realidad representa una gran oportunidad de movilizar ahorros de manera formal y convertirlos en mayor financiamiento para detonar crecimiento económico a favor de las propias comunidades.

Acciones como la creación del Consejo Nacional de Inclusión Financiera así como la realización del Foro Internacional de Inclusión Financiera en 2014, organizado por el gobierno mexicano, con la participación especial de Christine Lagarde, Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional, y la presencia de expertos nacionales e internacionales en la materia, son indicadores de que en nuestro país, la inclusión financiera es un tema de importancia en la agenda nacional. En particular, destacan cinco objetivos dentro de la estrategia nacional de inclusión financiera:

  • Favorecer la sustitución del dinero en efectivo por dinero electrónico, impulsando el uso de medios de pago electrónicos.
  • Utilizar más y de mejor manera nuevas tecnologías que permitan el acceso a servicios financieros a la población.
  • Lograr la bancarización total de programas sociales y nóminas gubernamentales.
  • Apoyar el acceso al financiamiento para personas que usualmente no han tenido acceso al crédito, de manera que puedan generar historiales crediticios.
  • Trabajar de la mano con el sector privado para instalar infraestructura financiera —sucursales, cajeros automáticos o corresponsales bancarios— en todos los municipios de la región sur y sureste del país.

El Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (BANSEFI), dentro de los bancos de desarrollo es el instrumento social del Gobierno Federal para promover el ahorro y la inclusión financiera. Ahora, con la reforma financiera se convierte en el Banco Social de México, y tiene la obligación de dar crédito en primer piso y fomentar la equidad de género y la educación financiera. Este es un claro ejemplo del proceso de transformación en el que están inmersas las instituciones de banca de desarrollo a partir de la reforma.

Como parte de su nuevo mandato BANSEFI introdujo el Programa de Refinanciamiento a los Trabajadores de la Educación que busca que el personal del magisterio tenga acceso a créditos a tasas competitivas y de esta forma contribuir en el fortalecimiento de la economía familiar. Asimismo, lanza un programa masivo de inclusión financiera para las beneficiarias del Programa de Inclusión Social Prospera a través del Programa “Prospera Más con BANSEFI”, el cual contempla cursos/talleres de educación financiera como su pilar fundamental, así como la oferta de productos de ahorro, crédito entre otros servicios a  más de 6 millones de mujeres en pobreza extrema. En sí, el programa liga la teoría de la educación financiera con la experiencia de usar servicios financieros básicos. Con este programa la banca de desarrollo mexicana se convertirá en referente internacional de estrategias masivas de inclusión financiera.

Alianzas y sinergias

La inclusión financiera de la población de menores ingresos es necesaria y alcanzable en nuestro país. Si bien el papel del Gobierno es uno de los más relevantes para generar las mejores condiciones y “poner el ejemplo” al resto de los actores, la inclusión financiera no se puede lograr de forma aislada, la suma de esfuerzos coordinados entre el sector público, privado y social es indispensable para que la población tenga acceso como mejores condiciones financieras, de forma sostenible.

En esta labor es innegable que el Sector de Ahorro y Crédito Popular y Cooperativo tiene un papel muy relevante debido a su vocación social. A la fecha ha logrado una valiosa penetración en la base de la pirámide. También es innegable que la consolidación y depuración de este sector ha mostrado avances importantes: a diciembre de 2014 se tenían ya 143 entidades autorizadas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y 395 Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo de nivel básico que pueden operar dentro de la regulación vigente. Reconocer su necesaria participación como aliado estratégico y promover su fortalecimiento y expansión, nos acerca al objetivo.

Otras alianzas como la vinculación de la banca de desarrollo con organismos multilaterales, consultores expertos en inclusión financiera, empresas de tecnología, redes de distribución y bancos comerciales, por mencionar algunas, son herramientas necesarias.

Especial mención debe hacerse a la alianza entre instituciones o dependencias dispersoras de subsidios recurrentes para el desarrollo social y la banca de desarrollo, tal como la alianza entre BANSEFI y la Coordinación Nacional del Programa de Inclusión Social Prospera, la cual sirve de plataforma muy importante para la inclusión financiera masiva, sustentable e integral, basada en la dispersión de subsidios mediante la banca de desarrollo; y, al mismo tiempo, la inclusión financiera se constituye como una plataforma significativa para la prosperidad de las familias beneficiaras.

Retos de la inclusión financiera

La inclusión financiera en México enfrenta aún retos importantes. La generación de ecosistemas propicios para el uso de servicios financieros en zonas marginadas, es un tema pendiente:

  • La creación de infraestructura en zonas rurales para fomentar el acceso y uso de productos financieros formales por medio de los corresponsales, cajeros automáticos, banca móvil y adquirencia.
  • La oferta de productos y medios de acceso innovadores, adaptados a las necesidades de distintos segmentos de la población bajo modelos de negocio sustentables. Pero, principalmente, la correcta y efectiva implementación de dichos programas.
  • Incrementar los niveles de educación financiera para que la gente cuente con herramientas para hacer un presupuesto, analizar mejor la oferta de productos, servicios e instituciones, y tomar decisiones informadas de acuerdo con sus necesidades financieras. Entre otros aspectos importantes, la gente debe saber que ahorrar no se trata de guardar los excedentes de sus ingresos; se trata de apartar, antes de gastar, una proporción del ingreso. Es dejar de consumir algo hoy, reduciendo el mini-gasto o gasto hormiga, para enfrentar mejor el futuro.
  • Y algo muy importante: generar confianza en el sistema financiero por parte de la población que ha sido tradicionalmente excluida.

Sin embargo, se puede afirmar con certeza que este es el momento de la inclusión financiera en nuestro país; el tema no solo está en la agenda, sino que los engranajes empiezan a funcionar. Los beneficios serán múltiples: la inclusión financiera ayuda a combatir la pobreza y mejorar el bienestar, agiliza el crecimiento económico, fomenta el empoderamiento de las mujeres lo que significa una importante contribución a la sociedad, y hace que la prestación de los servicios públicos a la población sea más eficiente y transparente.

Estamos en un momento en que el siguiente paso es cristalizar los esfuerzos coordinados que se han creado entre los sectores público, privado y social para la correcta implementación de los nuevos alcances de la reforma financiera, haciendo de la inclusión financiera de la población más vulnerable una realidad sostenible.

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