Revista Contaduría Pública : IMCP | Una publicación del IMCP

  • Inicio
  • Revista Contaduría Pública
  • Artículos
  • Entrevistas
  • Multimedia
  • Universitarios
  • Investigación Contable
  • IMCE
ISSN 2594-1976
Artículos

Formación de emprendedores. El papel de las universidades en el contexto mexicano

admin - 1 noviembre, 2015

Por M. en C. Anel Flores Novelo/Coordinadora del Programa de Emprendedores UADY/anel_fn@hotmail.com

Uno de los desafíos más grandes que México enfrenta en nuestros días, es el de generar condiciones propicias para un desarrollo amplio y sostenido, que permita mejorar el entorno de vida de la población. Si bien México ha mantenido estabilidad macroeconómica desde 1995, no ha logrado crecer en términos económicos, situación que se refleja en escasez de inversión y altos costos de fondeo (debido a primas de riesgo altas y baja eficiencia en la intermediación) como cuellos de botella en la productividad1

Aunado a lo anterior, México enfrenta problemas de concentración de riqueza. En un estudio realizado por el Banco Mundial (2008), se encontró que la décima parte de los mexicanos más ricos concentra 41.3% del ingreso total del país; en contraste, la décima parte más pobre apenas logra 1.2%. Pero lo más impactante es que la principal conclusión de este estudio fue que entre un cuarto y la mitad de la desigualdad del ingreso observada entre los adultos de América Latina, incluido México, se explica por las variables de raza, género, el lugar donde nacieron y la educación de los padres. Estas variables revelan el nivel de desigualdad de oportunidades entre las regiones (Banco Mundial, 2008).

El fomento a la creación de negocios y el apoyo a las pequeñas y medianas empresas ha sido la respuesta del Estado para influenciar de manera positiva en el desarrollo económico en México. Iniciativas como la creación del Instituto Nacional de Emprendedor (INADEM), la campaña del Consejo de la Comunicación “Pepe y Toño”, las incubadoras de negocios, con sus préstamos, capacitaciones, subsidios, etc., son muestras de este tipo de política.

Emprender, sí; pero ¿cualquier negocio?

De acuerdo con Saavedra García, Tapia Sánchez, & Milla Toro (2012) en México se ha desarrollado una política económica enfocada en el tamaño y potencial de la empresa, pero llama la atención la ausencia de una política sectorial. Es decir, se fomenta la creación de empresas, pero es el momento de preguntarse: ¿qué empresas se están creando?, ¿qué tanto influyen en la economía?, ¿se podría esperar que detonen en crecimiento económico?

Shane (2008) expone que es común creer que la mera creación de empresas promueve el desarrollo. No obstante, señala que generar empresas sin una política industrial clara, que señale el rumbo y los sectores a los cuales se apuesta, suele causar más daños que beneficios. De forma muy controvertida, afirma que la mayor parte de los subsidios orientados a empresas de nueva creación quedarían perdidos en un lapso de cinco años, tiempo en que la mayor parte de los negocios cierran, y que las empresas de nueva creación no son las que aportan vitalidad a la economía o creación de empleos; cuando existen estudios, cuyos resultados muestran que son las que tienen cinco años o más las que aportan más productividad e influyen en las economías.

Otro argumento, bastante contundente de Shane (2008) es que muchos emprendedores, sobre todo los ubicados en países en vías de desarrollo, eligen el giro de su negocio basados en lo que les resulte más fácil o lo que tenga menos barreras de entrada. Al carecer de una política sectorial en un entorno de bajo crecimiento económico, lo que aporta este tipo de políticas es una forma de subempleo con escaso valor agregado (Shane, 2008).

Es importante desarrollar acciones para fortalecer a empresas ya establecidas en los sectores, según la vocación productiva de la región y dejar de enfatizar la idea de autoemplearse en cualquier sector. Reorientar el rumbo de las empresas a tecnificarse y emplear personal con mayor calificación; propiciar el uso y la aplicación de nuevas tecnologías, así como la promoción del empleo de alto valor es una excelente manera de originar mayor productividad empresarial que, a la postre, causará mayor dinamismo económico.

Universidad y emprendedores

Ante este panorama emerge la universidad, con una responsabilidad ineludible hacia su país, estado y región. Atendiendo al hecho de que, la situación nacional afecta directamente al ámbito universitario en lo relacionado con la falta de empleos de calidad para los egresados de licenciaturas y posgrados. Las cifras son claras y contundentes, marcando tendencias que muestran que cada vez es más difícil para un egresado de educación superior ocuparse. De acuerdo con la Encuesta de Ocupación y Empleo (2014) en México, en 2001, los desocupados con estudios de nivel superior representaron 16%; en 2014, la cifra fue de 23% (Instituto Nacional de Estadistitica Geografía e informática, 2014).

Es así que las universidades, casi siempre vinculadas fuertemente con la problemática de su región, aportan capital intelectual y conocimientos. Solo un punto en contra, me atrevo a decir, hace falta una mayor vinculación con el sector empresarial, pues la generación y aplicación innovadora del conocimiento tiene frente a sí un salto mortal en la difusión y transmisión de ese conocimiento al sector productivo.

La innovación per se no genera desarrollo económico, sino que es la aplicación de la tecnología introducida al mercado lo cual resulta en un crecimiento económico. Es decir, tener una base fuerte de investigación y desarrollo es necesario, pero no suficiente (Leyden & Link, 2013).

Las universidades tienen un papel significativo en la forma en que el conocimiento se trasforma en conocimiento económico, con impacto comercial, principalmente, en el ámbito local; por ello, son importantes para el desarrollo regional (Audretsch y Lehman, 2005).

Por lo anterior, mejorar la comprensión del papel de las universidades en la transmisión y difusión del conocimiento a negocios del sector privado y su conversión a la economía es urgente y prioritario.

En México se requiere que las universidades desempeñen un papel más activo en la estimulación de la actividad productiva, con actividades de vinculación que pongan al alcance del sector empresarial las innovaciones y que propicien escenarios para la articulación de capacidades regionales.

Para lograr una economía con alcances tecnológicos es necesaria la colaboración entre empresas y universidades (Leyden & Link, 2013).

Hay un amplio consenso en cuanto a cómo las universidades pueden difundir el conocimiento mediante emprendimientos locales, tales como: empresas conjuntas (Join Venture) consorcios, parques de investigación, etc. Así, este tipo de iniciativas propuestas desde el ámbito universitario han sido una tendencia que ha ido en aumento desde los inicios de los años ochenta (Leyden & Link, 2013).

Los emprendedores universitarios son otra arista del tema. Muchos de los negocios con mayor éxito en el mundo empezaron en las universidades (Google, Fedex, Dell, Facebook, Snachat). Si bien, la universidad a veces no tiene el papel protagónico es indudable su aporte al fenómeno emprendedor (Zhang, Wang, & Owen, 2015).

Emprendedor es a universidad como abeja es a flor

Esta metáfora pretende ilustrar el papel de la universidad en el emprendimiento. De acuerdo con esta lógica, el conocimiento es el polen que sin la acción de las abejas no puede ser difuminado y generar más flores con nuevo polen, o bien más organizaciones con nuevos conocimientos en un círculo virtuoso.

De este modo, la universidad tiene ante sí el reto de formar capital humano innovador y creativo con un estado mental emprendedor y capaz de llevar al ámbito comercial las innovaciones que surgen en la academia (Abereijo, 2015). Asimismo, propicia emprendimientos de alto impacto por medio del establecimiento de relaciones entre investigadores —que hacen descubrimientos— y emprendedores que hacen empresas con la capacidad de comercializarlas; con ello hacen un aporte importante para estimular positivamente la economía y el desarrollo.

Conclusión

La falta de crecimiento económico y la gran concentración de la riqueza son dos grandes desafíos que tiene México por delante y para resolverlos ha apostado a una política de fomento a la creación de empresas, pero sin una política sectorial clara podría resultar contraproducente.

Ante este panorama y la falta de empleos a nivel superior, la universidad podría asumir un papel más activo para estimular la actividad productiva. Esto puede lograrse con la formación de capital humano innovador y emprendedor, con el fortalecimiento de la vinculación en el sector empresarial y por medio de mecanismos de emprendimiento local como Joint Ventures, consorcios, parques industriales, etcétera.

Si bien hay muchas universidades preocupadas por este asunto con iniciativas relevantes y de gran influencia, otras más han permanecido inmóviles, inertes ante este gran problema; ahora, más que nunca es momento de despertarlas.

Referencias

Abereijo, I. O. (2015). Developing Entrepreneurial Competences in University Lecturers: Obafemi Awolowo University Experience, 6(1), 30–43.

Audretsch, D. B., & Lehmann, E. E. (2005). Does the knowledge spillover theory of entrepreneurship hold for regions? Research Policy, 34(8), 1191–1202

Banco Mundial. (2008). El Índice de Oportunidad Humana. (B. Mundial, Ed.) Retrieved 2012 йил 9-04 from http://go.worldbank.org/K24P6XB580

Colegio de México. (2012). Los Grandes Problemas de México. México, D.F., Colegio de México.

Instituto Nacional de Estadístitica Geografía e Informática. (20 de 07 de 2014). Encuesta Nacional de Empleo y Ocupación. Obtenido de http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/Proyectos/encuestas/hogares/regulares/enoe/

Leyden, D. P., & Link, A. N. (2013). Knowledge spillovers, collective entrepreneurship, and economic growth: The role of universities. Small Business Economics, 41(4), 797–817. http://doi.org/10.1007/s11187-013-9507-7

Saavedra García M, Tapia Sánchez B, Milla Toro S. (2012) Perfil de la Mipyme Industrial en México: un estudio empírico. México, UNAM, Facultad de Contaduria y Administracion, Fondo Editorial, 2012.

Shane, S. (2008). The Start-Ups We Don’t Need. American (19328117), 2(6), 88–93. Retrieved from http://ezproxy.library.capella.edu/login?url=http://search.ebscohost.com/login.aspx?direct=true&db=bah&AN=35218456&site=ehost-live&scope=site

Zhang, P., Wang, D. D., & Owen, C. L. (2015). A Study of Entrepreneurial Intention of University Students. Entrepreneurship Research Journal, 5(1), 61–82. http://doi.org/10.1515/erj-2014-0004

1 (Colegio de México, 2012)

 1
Share Now
Previous Post Fraudes empresariales. El auditor interno y su responsabilidad
Next Post La Información. Herramienta de competitividad y productividad

Síguenos

Entredas Recientes

  • El proceso de seguimiento y corrección

    Artículos
  • Relevancia del proceso de aceptación y continuidad

    Artículos
  • Desafíos relacionados con los nuevos componentes y sus objetivos de calidad en la NIGC 1

    Artículos
  • El impacto de la Norma Internacional de Gestión de la Calidad en las Firmas de Contadores medianas y pequeñas

    Artículos
  • Manuel Arias.

    Artículos

Contaduría Pública es una publicación mensual editada por el Instituto Mexicano de Contadores Públicos, A.C. (IMCP), Bosques de Tabachines 44 Fracc. Bosques de las Lomas 11700. Ciudad de México +5255 5267 6400 / ISSN 2594-1976 www.imcp.org.mx

Contáctanos

Síguenos

Categorias

Actualización Contable Aportaciones de los Asociados Artículos Docencia Editorial Entrevista Entrevistas Fiscal IMCE Revista Digital Revista especial de agosto 2020 Revista Impresa Universitarios

SUSCRÍBETE AHORA

Desea recibir los boletines informativos del imcp

SUSCRÍBASE AQUÍ
  • Acerca de
  • Comisión de Revista
  • Contáctanos
  • Aviso de privacidad
  • Media Kit 2018

CONTADURÍA PÚPLICA 2018 D.R. IMCP