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ISSN 2594-1976
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Prestigio y confianza el patrimonio más valioso de la profesión

admin - 1 diciembre, 2015

C.P.C. Carlos Méndez Rodríguez/Socio Director de PwC

Como resultado de una serie de escándalos en el ámbito empresarial, cuyo origen es fácil atribuir a “una importante falta de valores éticos”, es importante destacar el papel que desempeña la ética en el comportamiento de las organizaciones

Partamos de que la ética es una disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y sus relaciones con la moral y el comportamiento humano, por lo que el entorno global en el que nos desempeñamos actualmente es un aspecto crucial para que a nivel personal y organizacional podamos  alcanzar una mayor sintonía con la sociedad; asimismo, permitir una mejor adaptación a todos los entornos en condiciones que suponen respetar los derechos reconocidos por la sociedad y los valores que esta comparte, dejando a un lado acciones como: corrupción, falsificación de la verdad, mentira, enriquecimiento ilícito, soborno, etcétera; es decir, actos que son rechazados por la sociedad.

El comportamiento de las personas en forma correcta y honesta genera confianza en la sociedad y es aceptado por la misma, de esta manera si lo llevamos a la vida profesional se obtienen calificativos difíciles de alcanzar como el prestigio y la confianza. Por lo tanto, un profesional ético es quien ama la verdad y está en contra de cualquier falsificación y simulación de hechos, ya que es una persona honesta, objetiva, imparcial, justa y responsable; en resumen, rechaza tareas que no cumplen con la moral.

La forma en que la sociedad mide a un profesional es con tres conceptos muy importantes:

  • Sus conocimientos técnicos.
  • Su experiencia laboral.
  • Sus valores éticos.

Los programas de ética y cumplimiento de normas implementados por las organizaciones desempeñan un rol fundamental, tanto para ayudar a evitar y detectar malas conductas por parte de los colaboradores en las organizaciones como para promover la ética en los negocios. Estos programas protegen a los inversionistas, a la comunidad de negocios y al público en general. Los profesionales éticos que cumplen en forma detallada las normas, entienden que los servicios que las organizaciones ofrecen exigen los más altos niveles de profesionalismo, integridad y capacidad técnica.

Es importante mencionar que como principio moral, el profesional deberá respetar la confidencialidad de quien le ha contratado para que preste el servicio, así como el secreto profesional para fomentar la confianza y generar un óptimo resultado en la obtención de la información y en las decisiones tomadas, las cuales se basarán en su filosofía moral. Se entiende como secreto profesional lo que cumple con el orden y la moral, cualquier ilícito debe ser denunciado y no existe relación alguna con el secreto profesional.

La ética en los negocios es importante porque las malas prácticas originan un enorme daño en las personas, comunidades y el medio ambiente, debido a que las empresas tienen cada vez más poder sobre sus proveedores, empleados, gobierno y  la misma sociedad. La ética en los negocios nos da la habilidad para comprender los beneficios y riesgos de diferentes caminos para manejar las cuestiones éticas.

Una parte muy importante de la práctica profesional se refiere a la ética que debe observarse, de ahí que el Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP) se diera a la tarea de actualizar su Código de Ética, destacando en el Marco Conceptual los cinco principios fundamentales, así como los cinco tipos de amenazas que se pudieran presentar, con objeto de implementar las salvaguardas correspondientes.

Para dar credibilidad a la sociedad, el IMPC establece una norma de revisión del sistema de control de calidad de las firmas de Contadores que se dedican a la práctica independiente en trabajos de auditoría y atestiguamiento. Esta norma consiste en establecer políticas y procedimientos que proporcionen una seguridad razonable de que la firma y los miembros de su organización cumplen con las normas profesionales y los requerimientos de los reguladores, así como de las leyes aplicables, y que los informes que emiten son apropiados en las circunstancias.

Principios éticos para acciones preventivas

Los valores éticos deben estar presentes siempre y son fundamentales para establecer acciones preventivas, una de ellas es la evaluación de riesgos como los regulatorios y los relativos al cumplimiento de la normatividad.

Por lo general, las firmas de Contadores Públicos tienen la estructura, los recursos y una metodología propia para evaluar los diferentes riesgos que inciden dentro de un entorno particular. Los reguladores y legisladores, preocupados por el cumplimiento de los valores éticos que demanda la sociedad han establecido leyes que sirven para monitorear el comportamiento de los valores éticos y que se relacionan estrechamente con los cinco principios fundamentales de nuestro Código de Ética:

  • Protección de datos—Confidencialidad.
  • Lavado de dinero y Anti corrupción—Comportamiento profesional.
  • Competencia Económica—Integridad, objetividad y diligencia profesional.

Los riesgos del entorno de negocios que enfrenta la profesión están relacionados con el cumplimiento de normas o leyes entre las que se destacan las siguientes:

  • Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de Particulares.
  • Ley Federal para la Prevención e Identificación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita (lavado de dinero).
  • Ley Federal Anticorrupción en Contrataciones Públicas.
  • Ley Federal de Competencia Económica.

La Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de Particulares establece que debemos proteger la confidencialidad de la información de nuestros clientes, así como la privacidad de ciertos datos personales de los individuos.

La Ley Federal para la Prevención e Identificación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita considera que el lavado de dinero involucra a delincuentes que realizan transacciones ilícitas que quieren introducir a la economía legal y formal, con objeto de convertir sus recursos ilegítimos en legítimos.

La Ley Federal Anticorrupción en Contrataciones Públicas describe la corrupción como el acto de corromper a algún servidor público con dinero o en especie (regalos) para conseguir de él algo, generalmente que es ilegal o inmoral.

La Ley Federal de Competencia Económica prohíbe las prácticas monopólicas, entendiéndose como tales cualquier contrato, convenio, arreglo formal o informal o combinación de ellos, entre competidores.

Cualquier incumplimiento a las leyes puede tener como consecuencia sanciones económicas y corporales, deterioro de la marca, mala reputación y desprestigio para quien las infrinja. Por ejemplo, en términos de competencia económica las sanciones son severas, las multas para la persona moral llegan hasta 10% de sus ingresos brutos anuales acumulables. Para las personas físicas las multas son de hasta 13.5 millones de pesos, aproximadamente (200,000 Salarios Mínimos Vigentes en el Distrito Federal, SMVDF), las cuales son independientes de la responsabilidad civil o penal en que se incurra.

Cuando es coadyuvante (persona física o moral) la multa puedes ser de hasta 12 millones de pesos, aproximadamente (180,000 SMVDF). Asimismo, se incorpora en esta ley la inhabilitación hasta por cinco años a funcionarios (directivos, consejeros, etcétera); y se agregan las sanciones de cinco a diez años de prisión (delito grave, artículo 254 bis del Código Penal Federal) a quienes lleven a cabo prácticas monopólicas absolutas y de uno a tres años de prisión para quien altere documentos sujetos a una visita de verificación de la Comisión Federal de Competencia (COFECE), artículo 254 bis 1 del Código Penal Federal.

Es necesario que las organizaciones y la profesión cumplan cabalmente la legislación aplicable en estas materias y la hagan parte de la conducta ética, porque el incumplimiento de las leyes provoca la pérdida de la credibilidad y la confianza de la sociedad.

Podemos concluir que una conducta ética no es una obligación establecida, es una convicción personal del bien común; por ello, un alto valor ético es reconocido por uno mismo al hacer las cosas bien en todo momento, sin que alguien nos vigile.

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