Revista Contaduría Pública : IMCP | Una publicación del IMCP

  • Inicio
  • Revista Contaduría Pública
  • Artículos
  • Entrevistas
  • Multimedia
  • Universitarios
  • Investigación Contable
  • IMCE
ISSN 2594-1976
Artículos

El gran mito de emprender ¿Es como lo pintan?

admin - 15 mayo, 2016

Stefany Gabriela Solís Montero/Estudiante de la licenciatura Mercadotecnia y negocios internacionales/stefanygsm@gmail.com

Andrés García López/Estudiante de la licenciatura en Contaduría Pública/andresgl8730@gmail.com

Cuando se es pequeño, la vida es como un gran parque de diversiones y todo parece ser fácil; de pronto ya eres joven y te encuentras con muchos escenarios que antes no percibías

Una de las preguntas que muchos jóvenes se hacen al llegar a la etapa de su madurez es: ¿Qué quiero ser en un futuro? Si bien un gran porcentaje opta por llevar una vida “tranquila” sin presiones escolares, cuyo futuro es ser obrero, otro porcentaje estudia una carrera, que tal vez lo lleve a ser un empleado con un sueldo “cómodo”; sin embargo, son pocos los jóvenes que deciden aventurarse a una vida llena de retos, trazando su futuro de manera pausada, subiendo escalones y cayendo en algunos cuantos; pocos son los que deciden emprender.

Se pasa gran parte de la universidad escuchando lo grandioso que es emprender y los magníficos beneficios que esto trae para cada uno, en el aspecto económico, social y laboral.

Se escuchan muchos “tips” de cómo alcanzar la cima del éxito mediante el emprendimiento, pero nunca una definición clara y objetiva de lo que significa “emprender”.

Según la RAE (Real Academia Española) emprender se define como: “acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”, es decir, apresurarse con riesgo; en otras palabras, la diferencia entre emprendedor y empresario es que, el empresario abre un negocio sin riesgo, pero el emprendedor aborda un plan enfocado, con un camino colmado de riesgos.

Es interesante cómo la RAE menciona las palabras “dificultad o peligro”, y aunque muchas veces se comenta o se sabe que emprender es difícil, pocas veces se refiere a emprender como algo que puede ser peligroso. Y no, no en el sentido de poner en riesgo la integridad física del emprendedor.

Como joven emprendedor, una de las experiencias vividas al participar en un programa de emprendimiento fue reflexionar sobre algunas fortalezas y debilidades del mismo; a pesar de la formación profesional, existen muchas variables que no se toman en cuenta al momento de comenzar con un proyecto de esta índole.

Tres puntos importantes que se deben considerar antes de emprender y adentrarnos a un mundo de dificultades y peligro, cuidando siempre el enfoque de emprendimiento empresarial, según nuestra opinión, son:

  • Emprender no es para cualquiera.
  • Emprender no siempre dará los resultados esperados.
  • Llegar a la meta no es el objetivo final.

Emprender no es para cualquiera

Se dice que para realizar grandes acrobacias, o hazañas únicas se necesita además de una gran preparación, un gran valor, y para emprender un negocio, no es la excepción.

Aunque se esté óptimamente capacitado con el respaldo de las más reconocidas universidades, aunque tenga la idea que podría revolucionar al mundo, nada de esto valdrá si no se tiene valor y coraje para alcanzar aquello que se desea. Usando la analogía de un viajero que intenta cruzar un desierto y cuenta con los víveres y recursos necesarios para atravesarlo en 10 días sin problema alguno, al momento en que toca el desierto, ya emprendió (si recordamos la definición de la RAE, emprender es “acometer y comenzar una obra…”, sin embargo, no indica que haya una fecha de caducidad para que se deba alcanzar una meta).

Pasa el tiempo y el viajero avanza un poco más de la mitad del camino, ya que transcurrieron 6 días de camino y en este punto se arrepiente por temor, al ver que el trecho se vuelve cada vez más complicado, le invade la desesperación por lo limitado de sus recursos y decide regresar. Es justo decir que no logrará hacerlo, ya que los víveres con los que contaba únicamente alcanzaban para el viaje completo de 10 días y al llegar más allá de la mitad y querer volver, las matemáticas accionan con su frialdad y nos dicen que por simple evidencia no podrá lograrlo.

Lo mismo ocurre cuando se quiere emprender un negocio, en ocasiones los emprendedores reúnen el capital necesario para echar a andar la idea emprendedora (pisar el desierto), seguramente al poco tiempo las dificultades y adversidades bombardearán la empresa (escasean los víveres). Quizá parezca que el fracaso es ineludible. Si en este punto no se tiene el coraje necesario para seguir adelante y decidimos dejarlo para “no perder más”, ya habremos perdido todo (no tendremos los recursos para volver a una zona segura).

Un ejemplo sería el de Henry Ford, quien a pesar de haber sufrido varios fracasos automotrices en sus inicios, incluida la Detroit Automobile Company, que inició en 1899, y cuyos autos fueron considerados de poca calidad y demasiado caros, no se detuvo para continuar con su sueño; Ford siguió desarrollando autos hasta fabricar el “Ford 999”, el cual impulsó sus ventas en 1914, en gran manera.

Emprender no siempre dará los resultados esperados

La persona que diga que iniciará un negocio para perder dinero, estará mintiendo. Cuando emprendemos un negocio todos tenemos como meta posicionarnos bien económicamente y tener una vida financiera exitosa; no obstante, debemos saber que aunque lleguemos a nuestro objetivo, podría no ser lo que esperábamos, e incluso podría verse afectado por factores externos.

Federick W. Smith, fundador de FedEx luchó por crear ZapMail, que en términos simples permitía enviar documentos de manera electrónica similar al fax, con el cual trataba de competir. Desafortunadamente, no tuvo interés alguno en el público, y después de dos años cesaron las actividades de esta área de la empresa pues los gastos comenzaban a desmoronarla.

Siempre podemos estar idealizados con obtener nuestro objetivo, que nuestra idea se vea materializada, pero aunque logremos esto, no significa que obtengamos lo que anhelábamos. Aquí entra de nuevo el valor y la visión del emprendedor, que como Federick Smith, al ver que ZapMail fue un fracaso total, decidió centrarse en el servicio de mensajería y paquetería para conseguir la empresa FedEx que hoy conocemos.

Llegar a la meta no es el objetivo final

Siempre se busca la empresa perfecta, que cumpla todas las expectativas tanto de dueños como de los clientes. Bien, esto es imposible y es algo que no ocurrirá a menos que el objetivo de tu negocio sea el fracaso.

La perfección es inalcanzable pues al obtener cierta cualidad que deseamos, siempre habrá algo más en qué mejorar para complementar lo anterior, es decir, la perfección está en constante movimiento dependiendo de las necesidades de los clientes y del emprendedor, por lo cual no se podría decir que se ha alcanzado la meta final, pues siempre está en continuo movimiento.

¿Se le está dando el enfoque correcto al programa de emprendedor universitario?

El programa funciona, las instrucciones y guías son las correctas, pero como en todo, existen detalles que no son tan notorios hasta que estás en el papel del ejecutante, en este caso, el emprendedor. Un ejemplo de ello son las advertencias referentes al riesgo que conlleva emprender un negocio, ya que si bien, no hay riesgos, no existe realmente un emprendimiento, pues recordemos que emprender es apertura con riesgo.

Hace falta, sin lugar a dudas, un énfasis en la necesidad de mantenerse firmes ante las dificultades que se presenten. Como joven es muy probable que al primer tropiezo se detenga todo. De igual modo recalcar que el programa de emprendedores es el primer paso de algo que debería seguirse construyendo y no dejarlo como una simple tarea escolar.

Como experiencia personal antes de entrar al programa de emprendedores tenía muchas expectativas e ideas innovadoras; sin embargo, al cursar el taller me topé con las siguientes preguntas: ¿Quién elige realmente el producto? hablando de la experiencia del programa emprendedor universitario, el producto o servicio era elegido primeramente entre el equipo y de los proyectos seleccionados, el encargado del taller elegía el que considerara con mayor probabilidad de triunfo, lo que nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Cómo saber que el producto o servicio es el correcto si no hay un estudio de mercado debidamente elaborado? Esto era confuso, ya que el mejor argumento para desechar o aprobar proyectos, era afirmar que ese producto o servicio era el que el encargado del proyecto, considerando únicamente su percepción, consideraba mejor entre los proyectos presentados por el equipo emprendedor, sin tomar en cuenta alguna opinión externa. Quizá si se hubiera invitado a algunos profesionales en diferentes áreas, relacionadas al proyecto, a que dieran su opinión, se pudiera haber elegido el mejor producto entre los presentados por el equipo, con bases mejor sustentadas.

Otra cuestión dentro del programa era: un emprendedor corre riesgos. ¿Pero a qué precio, una calificación?, siguiendo con la experiencia del taller de emprendedores universitarios, en caso de salirse de la guía, para tomar un riesgo y emprender, no solo ponía en riesgo las finanzas del equipo, sino que también, comprometía la calificación del mismo. La guía es buena pero es importante aclarar, que es una base para llevar el proyecto y no un formato para llenar únicamente con los datos que exige el documento, pues es así como realmente se logra un emprendimiento, yendo más allá de lo que está escrito.

Finalmente, la siguiente pregunta se vuelve cuestionable. ¿Es tu proyecto emprendedor o el de alguien más? Es sustancial mencionar que el programa de emprendedores, tomando como base el manual del emprendedor, está diseñado para alumnos que ya han sido capacitados con las materias necesarias para las diferentes áreas a cubrir dentro del manual. Sin embargo, en el caso de la universidad a la que asistí, esto no ocurre en su totalidad en la práctica, ya que la mayoría de los jóvenes que toman este taller en su currícula universitaria está cursando el quinto semestre, lo que quiere decir, que aún no ha llevado las materias indispensables para entender claramente lo que necesitan para tener un proyecto exitoso. Por ello, considerar promover el taller a los alumnos de semestres más avanzados, es una mejor oportunidad de triunfo, pues de esta manera se tendrá un fundamento académico y un criterio más sólido sobre el cual trabajar y no solo una idea equivocada, la cual es probable que termine en fracaso.

Otro ejemplo de las preguntas que llegaban a la mente durante y después del taller son: ¿Dónde está mi asesor? ¿Es importante ganar un premio en los concursos? ¿Y ahora qué? ¿Continuaremos el proyecto? ¿Cómo lo haremos? ¿Dónde está mi asesor?

Si bien el asesor toma un papel fundamental para el emprendedor, ya que es el apoyo profesional, que contribuye con conocimientos que respalda el emprendedor al momento de presentar el proyecto frente a cualquier audiencia; no obstante, coincidir en día y hora con la asesor asignado, era toda una odisea, en la experiencia de nuestro equipo, nos encontramos con dos asesores con los que no pudimos coincidir por el choque de actividades por ambas partes, lo preocupante no solo era la cuestión de que era el “asesor empresarial”, sino que parte de la calificación dependía de asistir, el equipo completo, con todos los asesores asignado, programando una cita donde resolveríamos nuestras dudas y obtendríamos la firma del asesor, probando de ese modo que la visita sí fue realizada.

La realidad es que con el corto tiempo para producir, entre la escuela, prácticas profesionales y otras actividades, coordinarnos para asistir a una cita fue imposible, nunca coincidimos. Tal vez la relación cara a cara es la ideal, pero tomando en cuenta que hoy en día los emprendedores y asesores tienen agendas apretadas, recurrir a la tecnología podría agilizar y hacer eficiente, positivamente, las asesorías y ambas partes ganan, pues gracias a la tecnología existen muchos medios de mantener contacto con la personas y cada vez es más sencillo.

¿Es importante ganar un premio en los concursos? Si lo que le importa al estudiante es la calificación que obtendrá al final, entonces toma relevancia obtener un premio o reconocimiento, pues el porcentaje del criterio de evaluación se divide entre el reporte final, las firmas de los asesores y los premios ganados, entre otros criterios. Sin embargo, en mi opinión no es importante ganar un premio, pues tal vez lo que se califica en los concursos, puede ser contrario al objetivo que se pretende alcanzar, o si bien los jurados no son el mercado meta al que se desea llegar. Ese es uno de los puntos que los coordinadores del programa emprendedor deberían considerar como profesionales. Comprender a quién va dirigido realmente el producto o servicio y, con base en ello, hacer una crítica objetiva.

¿Y ahora qué? ¿Continuaremos el proyecto? ¿Cómo lo haremos? La duración del taller de emprendedores, que cursamos dentro de la universidad, es de cuatro meses si no es que menos. Así, es un tiempo bastante corto para crear toda una empresa, tomando en cuenta que se inicia de cero (primero se elige el producto y después se crea la imagen corporativa, etiquetas, empaque embalaje, punto de venta [stand] etcétera). Parece una tarea difícil y lo es, pero eso no detiene al equipo emprendedor. Por otro lado, el taller llega a su fin, el semestre concluye, y ¿ahora qué? Lo ideal sería que aquellos que desearan continuar, lo hicieran sin pensar en los obstáculos, pero el escenario es otro. Uno de los obstáculos más grandes que presenta un emprendedor universitario es la falta de recursos económicos y de infraestructura para continuar con su proyecto. Durante el taller la universidad apoya a los cursantes con infraestructura y asesoramiento para alcanzar los objetivos en el corto tiempo, pero cuando el taller concluye, la universidad retira el apoyo y suena lógico, ya que has concluido el curso.

No obstante, como emprendedor no es lo que deseamos, una vez que probamos la experiencia de trabajar duro por un proyecto en el cual crees y tienes fe de que es un proyecto con futuro, no puedes simplemente concluir junto con el curso, quieres más, deseas que la empresa que han creado con muchos obstáculos y esfuerzo siga compitiendo en el mercado, pero ¿cómo?

Muchos emprendedores recurren a universidades externas que cuentan con incubadoras, estas les proporcionan asesoramiento, otras incluyen diseño de imagen corporativa, ya que la universidad donde cursamos no cuenta con incubadoras de proyectos universitarios.

Otros emprendedores se inscriben a concursos particulares o de gobierno para conseguir recursos para continuar con su proyecto emprendedor. Si bien la universidad al proporcionar este taller dentro de su plan de estudios, debe tener como meta la creación de una incubadora que permita a los estudiantes del taller continuar con su proyecto, dejando a un lado la idea de que es “un simple taller” para continuar la carrera y poder titularse, más bien, verlo como un primer paso.

Cada pregunta que me llegó a mi mente durante mi estancia en el taller de emprendedores fue causa de desaliento en ese momento, pero también, a algunos, nos llevó a crecer como persona; es decir, nos permitió ser creativos, autodidactas e independientes, creando de ese modo un carácter crítico en nosotros y con la habilidad de solucionar problemas en un tiempo corto.

Concluyendo y respondiendo a la pregunta principal: ¿se le está dando el enfoque correcto al programa de emprendedor universitario? La respuesta es no, el enfoque no es el correcto; por supuesto que se aprende mucho con experiencias, pero tener una base que seguir al pie de la letra no permite, aperturar y tomar el riesgo que conlleva ser un emprendedor.

Referencias

http://dle.rae.es/?id=Esip2Nv

http://www.soyentrepreneur.com/25301-8-fracasos-de-emprendedores-y-sus-regresos.html

http://dle.rae.es/?id=Esip2Nv

http://www.soyentrepreneur.com/25301-8-fracasos-de-emprendedores-y-sus-regresos.html

 1
Share Now
Previous Post Crítica al programa emprendedor de universidades públicas
Next Post Multas aplicables al sistema financiero mexicano en materia de PLD para 2016

Síguenos

Entredas Recientes

  • El proceso de seguimiento y corrección

    Artículos
  • Relevancia del proceso de aceptación y continuidad

    Artículos
  • Desafíos relacionados con los nuevos componentes y sus objetivos de calidad en la NIGC 1

    Artículos
  • El impacto de la Norma Internacional de Gestión de la Calidad en las Firmas de Contadores medianas y pequeñas

    Artículos
  • Manuel Arias.

    Artículos

Contaduría Pública es una publicación mensual editada por el Instituto Mexicano de Contadores Públicos, A.C. (IMCP), Bosques de Tabachines 44 Fracc. Bosques de las Lomas 11700. Ciudad de México +5255 5267 6400 / ISSN 2594-1976 www.imcp.org.mx

Contáctanos

Síguenos

Categorias

Actualización Contable Aportaciones de los Asociados Artículos Docencia Editorial Entrevista Entrevistas Fiscal IMCE Revista Digital Revista especial de agosto 2020 Revista Impresa Universitarios

SUSCRÍBETE AHORA

Desea recibir los boletines informativos del imcp

SUSCRÍBASE AQUÍ
  • Acerca de
  • Comisión de Revista
  • Contáctanos
  • Aviso de privacidad
  • Media Kit 2018

CONTADURÍA PÚPLICA 2018 D.R. IMCP