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Artículos

La educación superior en la formación ética

admin - 16 junio, 2016

Mtro. Esteban Salinas Ordaz /Profesor en la Escuela Bancaria y Comercial/e.salinas@ebc.edu.mx

En México existe un debate para tratar de solucionar un asunto que pone en riesgo la estabilidad social, política y económica, el cual tiene que ver con la corrupción, conducta que no solo se observa en la persona, ya que puede ser parte de una política y se manifiesta en distintas modalidades y niveles, tanto organizacionales como socio-económicos.

En las mediciones nacionales e internacionales se reportan algunos avances; por ejemplo, en el Índice de Transparencia Mexicana 2010 se afirma lo siguiente:

  • Que la frecuencia de corrupción a nivel nacional se incrementó tres décimas y pasó de 10.0 en 2007 a 10.3 en 2010.
  • Que 16 entidades federativas redujeron su frecuencia de corrupción respecto a 2007; en las otras 16 entidades del país el índice se mantuvo sin cambios o se incrementó.
  • Que de los 35 trámites, 14 redujeron sus niveles de corrupción y 21 trámites empeoran sus niveles de corrupción.1

Por otra parte, el Índice de Percepción de Corrupción, medición a nivel internacional, destaca que entre 2013 y 2014 México ha presentado un avance al obtener 35 puntos en el Índice de Percepción de la Corrupción que publica la Organización para la Transparencia Internacional. Con esta puntuación México mejora su situación hasta la posición número 103, de los 174 del ranking de corrupción gubernamental. Sin embargo, el avance de la posición 107 a la 103 parece poco, pero finalmente es una mejoría en la percepción, al menos en los registros internacionales.

Asimismo, este índice clasifica a los países puntuándolos de 0 (percepción de altos niveles de corrupción) a 100 (percepción de muy bajos niveles de corrupción) en función de la percepción de corrupción del sector gubernamental que tienen sus habitantes.2

En consecuencia, el sentido de la ética en la sociedad global e intercultural se ha fortalecido, y su importancia se ha profundizado por la creciente necesidad de reflexionar en el ámbito empresarial, institucional y académico en las ideas y acciones que contribuyan a favorecer las prácticas que respeten las normas y aporten al desarrollo humano de las comunidades de la sociedad en su conjunto.

La ética es una disciplina y al mismo tiempo un método que evalúa los resultados de la economía empresarial, de la economía nacional y de las decisiones del Estado. Aunque también está revisando permanentemente acciones de los individuos que con frecuencia olvidan que no se vive solo en función del interés individual, sino también del interés común.

Desde esta perspectiva en el mundo empresarial se ha avanzado en la gestión de la empresa con la aplicación de enfoques que reconocen la necesidad de que la compañía asuma una serie de compromisos y responsabilidades frente a los distintos grupos de interés, como son los consumidores, proveedores, accionistas, inversionistas y comunidad, así como el enfoque de sustentabilidad que pone el énfasis en el cuidado y consumo responsable de los recursos de la naturaleza. La combinación de ambos enfoques se ha traducido en beneficios económicos y sociales para las unidades de negocios.

No obstante, ¿en el ámbito educativo de qué manera se contribuye a favorecer el fortalecimiento de conductas, actitudes y acciones que inhiban las prácticas de corrupción, tanto en las instituciones como en las empresas? Una primera forma de intervenir en la formación ética de los futuros profesionistas es mediante la compresión de la ética como disciplina, analizando el objeto de estudio y su relación con la moral, esta diferenciación conceptual nos da un primer resultado: deslindar el sentido religioso asociado a la moral y privilegiar el razonamiento, la voluntad y la libertad en la toma de decisiones organizacionales, así como en las implicaciones para el mercado, la economía o bien la sociedad y la naturaleza.

Reconocer que todas las decisiones tienen múltiples consecuencias o derivaciones fortalece el análisis y la seriedad en la toma de decisiones de los profesionistas o de quienes dirigen.

Un segundo aspecto es la revisión de los distintos puntos de vista de la gestión de las empresas, poniendo especial atención en el enfoque de gestión social. Desde esta perspectiva no solo se consideran acciones de cuidado y uso responsable de los recursos naturales, sino también objetivos de desarrollo humano; en consecuencia, la enseñanza de contenidos relacionados con la norma ISO26000, o bien la elaboración de reportes de los resultados de lo hecho por las empresas, y la medición y publicación están orientadas por metodologías como las señaladas en el Global Reporting Iniciative.

La incorporación de este enfoque en la teoría de la administración contribuye a pasar de una interpretación voluntarista de las acciones y compromisos de las organizaciones a acciones orientadas a fortalecer la cadena de valor económico y social de las funciones de la empresa.

Finalmente, en las instituciones de educación superior se pone atención en facilitar el desarrollo de la sensibilidad y la responsabilidad en el ejercicio de una profesión, no solo en términos de la confidencialidad de la información en el mundo de los negocios, sino en la creciente importancia de la transparencia de la información generada en las operaciones de las empresas para los inversionistas y los gobiernos, incluso para las instituciones internacionales, en particular por los efectos de las grandes corporaciones en el funcionamiento de todo el sistema económico.

Por lo anterior, el sentido de la ética ha adquirido una dimensión internacional, no solo por las acciones de la empresa en la dimensión ecológica, sino de manera creciente en los asuntos del desarrollo humano, lo cual ha provocado que los comportamientos éticos sean valorados por su impacto en las condiciones de bienestar de los empleados y de la sociedad en su conjunto, pues la ética es una disciplina atenta a los resultados del desarrollo de la población y es el medio más eficaz para evitar actos de corrupción.

La ética normativa se ha revitalizado con un enfoque de desarrollo humano, de trabajo digno, de personas sanas y activas en la participación en los asuntos públicos, y en todos estos cambios la educación ha tenido un rol determinante para contribuir al control de prácticas de corrupción y al cambio hacia una cultura ética en las organizaciones.

1 Transparecia Mexicana, 2010.

2 http://www.datosmacro.com/estado/indice-percepcion-corrupcion/mexico, 2014.

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