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ISSN 2594-1976
Artículos

Con qué se toma la ética profesional

admin - 17 octubre, 2016

C.P.C. y M.A. Mario Arregoytia García/Presidente de la Comisión de Ética Profesional del IMCP/mario.arregoytia@mx.ey.com

Al hablar sobre ética es común escuchar el comentario de que ésta la aprendemos desde casa, con la familia, y también es frecuente oír que todos debemos ser éticos en todos los ámbitos de nuestra vida

Sin embargo, si queremos profundizar sobre el concepto de ética, resulta interesante reflexionar sobre qué es la ética, a qué se refiere, por qué existe y cuál es su importancia. Ya entrados en el tema, podemos reflexionar sobre la ética profesional y preguntarnos sobre cómo se entiende, cuál es su alcance, por qué debemos seguirla, cómo nos obliga. Debemos analizar todo esto para, finalmente, saber si estamos siendo éticos en nuestra actuación profesional.

Por otra parte, parece que escuchamos muy seguido que hace falta ética en muchos ámbitos de nuestra vida: en el gobierno, en las empresas, en los deportes, en la policía, en los políticos, en nuestra familia, en cada acto de nuestra cotidianidad. Y pareciera también que esta falta de ética, o insuficiencia de ella, es causa de muchos de nuestros problemas.

Para iniciar la reflexión sobre este tema, podemos empezar planteando qué es la ética, por qué es necesaria, cómo se definen las normas éticas, cómo se determina qué es ético y qué no lo es, cuál es el beneficio de la aplicación de la ética y quién recibe ese beneficio.

¿De dónde nace la ética?

El ser humano es una especie animal que tiene la característica de ser gregario. Otra característica de este ser es haber desarrollado conciencia de sí mismo. La primera característica –ser gregario– significa que esta especie necesita vivir en grupo para sobrevivir en primer lugar, y después para desarrollarse y realizarse.

Esto implica que para que el ser humano logre objetivos necesita trabajar en grupo, en equipo como decimos ahora, para casi todas las tareas. El humano casi desde el inicio de su evolución se dio cuenta de las ventajas de trabajar en equipo y de perseguir metas comunes; además, aprendió a subordinarse al grupo.

La segunda característica del ser humano fue que desarrolló conciencia de sí mismo, de su individualidad, de que aunque forma parte de un grupo, él es una unidad diferenciada y distinguible del resto del grupo. Esto implicó que el ser humano desarrollara metas individuales y propias, que no necesariamente coinciden con las metas del grupo, y a veces están en franca contraposición a las metas del grupo.

Para cazar animales, era mejor y menos peligroso hacerlo en grupo, pero ya una vez obtenida la presa, cada integrante del grupo de cazadores quería la mayor porción posible de la presa, para tener mayor éxito en la sobrevivencia personal, o sea, sus intereses personales. Este asunto era muy importante porque si no se era exitoso en la consecución de la presa, o se hacía una mala distribución de la misma, pondría en riesgo la existencia y fortaleza del grupo.

Esto dio origen a uno de los primeros conflictos de intereses de la era de las cavernas. Aquel que se desarrolla entre el bien común, obtención de la presa, y el bien individual, el reparto de la presa. Aquí el hombre primitivo tuvo que empezar a aprender cómo equilibrar entre trabajar para los intereses comunes y, al mismo tiempo, maximizar sus intereses personales.

¿Qué es la ética?

Era necesario desarrollar un conjunto de reglas que lograra el equilibrio entre el logro del interés común y el interés individual, equilibrio que además era vital para asegurar la sobrevivencia primero, y el desarrollo después, tanto del grupo como de los integrantes de dicho grupo.

La primera conformación de este conjunto de reglas se fue dando de manera empírica y práctica a lo largo de los primeros siglos de la humanidad. Podemos imaginar la escena en la caverna una vez que el grupo de cazadores ya había regresado con la presa. Ya se había logrado el bien común (comida para el grupo). Ahora, el siguiente paso era distribuir la presa entre los integrantes del grupo. No es difícil concluir que el líder o líderes, por su habilidad y fortaleza en la caza, se quedaban con la mejor parte, y los otros con las peores o menores porciones. De alguna manera esta regla equilibra porque al final asegura la supervivencia de los fuertes y, consecuentemente, aumenta la posibilidad de existencia del grupo, como tal.

Como se puede intuir fácilmente, este conjunto de reglas que equilibraban el interés común con el interés personal, y que todavía no recibía el nombre de “ética”, fue evolucionando a lo largo de los siglos primigenios, en los albores de las diferentes culturas y en diferentes lugares.

Posteriormente, ya con un mayor desarrollo de la cultura de la especie humana, este tema fue tomado de manera formal por los filósofos, quienes desde Aristóteles, pasando por Immanuel Kant y la ética cristiana, han convertido a la ética en una rama de la filosofía, que actualmente trata del conjunto de normas morales que rigen la conducta humana.

Cuando se habla de normas morales, implica el ejercicio del juicio para decidir si un acto o comportamiento es bueno o malo. En el enfoque aquí planteado se definiría que algo es bueno o malo en función de qué tanto equilibra el interés común con el interés individual. Cabe destacar que este es solo uno de los muchos enfoques para analizar si un acto o comportamiento es bueno o malo.

¿Qué es la ética profesional y cuál es su beneficio?

Para hacer práctica y aplicable la ética a la vida humana en todos sus aspectos, se han derivado reglas para todos los ámbitos donde existe este conflicto entre el bien común y el bien individual, lo cual significa que la ética es aplicable en los aspectos familiares, sociales, profesionales, deportivos, etcétera.

En el ámbito profesional es claramente identificable que se tiene que lograr un equilibrio entre el bien común, los beneficios que recibe la sociedad de parte de una profesión, por ejemplo la Contaduría, y el bien particular o individual que persigue cada persona que ejerce la profesión contable, o sea, los Contadores Públicos.

En el caso que nos ocupa, la Contaduría proporciona a la sociedad el beneficio de una información financiera basada en reglas acordadas, preparada de modo que refleje de manera equilibrada los efectos cuantificables de actos económicos llevados a cabo por personas, empresas o instituciones públicas o privadas.

Cada uno de los Contadores Públicos que generan, revisan o interpretan la información financiera, como individuos buscan una recompensa económica y un reconocimiento social por su actuación profesional, y tienen o pueden tener intereses personales sobre la información financiera objeto de su trabajo

Debido a la complejidad del mundo de los negocios, es frecuente que los Contadores se enfrenten al conflicto entre el interés común de la sociedad, reflejado en la necesidad de contar con información financiera correcta; y el bien individual del Contador, de obtener una retribución económica y/o un reconocimiento social y/o la satisfacción de un interés particular.

Por lo tanto, es fácil colegir que debido a la sofisticación de los negocios y de las actividades alrededor de la información financiera, las reglas éticas requeridas para guiar y normar los actos y comportamientos de los profesionales en la Contaduría, resultan de suyo complejas y detalladas. Por lo dicho, la conformación de estas reglas éticas requiere la participación de organismos y profesionales especializados y experimentados.

Para ayudar a los Contadores a ejercer su profesión de manera ética, organismos colegiados como el Instituto Mexicano de Contadores Públicos, A.C. (IMCP), en México, o la International Federation of Accountants (IFAC) en el ámbito internacional, emiten una serie de reglas (códigos) que guían a los Contadores para asegurar que éstos se conduzcan éticamente. Esta serie de reglas se conocen como códigos de ética profesional.

¿Quién me obliga a seguir la ética profesional?

La obligación de seguir un código de ética profesional nace de la voluntad y la conciencia de un profesional para cumplir con el objeto social de su actividad profesional. Para que un Contador Público tenga esa voluntad y conciencia es necesario que se entienda que para ser ético como persona, se requiere ser ético en todos los ámbitos de su vida, como persona y como ciudadano, ya que la persona es única e indivisible ante el resto de la sociedad.

Los organismos colegiados solo pueden obligar a sus miembros a seguir el código de ética profesional hasta cierto nivel, que generalmente no puede ir más allá de la desafiliación, debido al entramado legal que enmarca la actuación de los Contadores como individuos y de sus Colegios como instituciones.

Esto implica y significa que un código de ética profesional emitido por un organismo colegiado en México es un conjunto de reglas que guían a quienes ya tienen el propósito personal de ser éticos en su actividad profesional. Buscar el objetivo de ser ético no acepta serlo o lograrlo a medias. En este tema solo es válido decir que algo o alguien es ético o no lo es. En esta búsqueda de ser ético se debe aspirar a hacerlo de la mejor manera posible, es decir, recurriendo a las mejores guías o herramientas existentes.

Por esto se espera que los Contadores Públicos en México, afiliados o no a un colegio, busquen seguir y respetar las reglas contenidas en el Código de Ética Profesional del IMCP, debido a que éste constituye el conjunto más desarrollado de este tipo de reglas para la profesión contable en México, el cual además atiende a las tendencias de los negocios y de la actividad de los públicos en el mundo.

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