Revista Contaduría Pública : IMCP | Una publicación del IMCP

  • Inicio
  • Revista Contaduría Pública
  • Artículos
  • Entrevistas
  • Multimedia
  • Universitarios
  • Investigación Contable
  • IMCE
ISSN 2594-1976
Artículos

Trascendencia del docente a más de un siglo de la profesión contable

admin - 17 mayo, 2017

C.P.C. y M.I.D. Carmen Karina Tapia Iturriaga/Catedrática, Consultora e Investigadora/karina_unam@yahoo.com.mx

Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo.

Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño.

Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.

Sin embargo…

en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado…

—Madre Teresa de Calcuta

Orgullosamente estamos celebrando los 110 años de la Contaduría Pública en México, ya que el 25 de mayo de 1907,1 es la fecha oficial del nacimiento de la profesión contable en México. La Contaduría ha recorrido un largo camino y enfrentado enormes desafíos para lograr posicionarse dentro de las cinco actividades con mejor proyección laboral del presente año a 2022, de acuerdo con el ranking de profesiones, elaborado por el Departamento de Trabajo de EE.UU.2 

En nuestro país, la Contabilidad ha permanecido por muchos años dentro de la oferta educativa de estudios superiores, pues siempre ha existido la necesidad, por parte de las empresas, de contar con estos profesionistas en cualquiera de sus áreas. La Contaduría Pública es una profesión social sumamente importante en la economía de un país, el cual no concebiría su crecimiento sin la existencia de esta profesión.

A 110 años de la Contaduría Pública en méxico
¿cuál ha sido el rol del docente?

Si cerramos por un minuto los ojos y hacemos retrospectiva de nuestra vida universitaria, sin duda, pensaremos en aquellos docentes que dejaron una huella positiva en nuestras vidas, aquellos que fueron piedra angular en nuestro crecimiento y desarrollo profesional y personal.

Octavio Paz señalaba que nada es nuevo sobre la tierra, excepto el hombre que cambia cada día, y que en ese sentido es justo entender que la definición de docente ha cambiado en la historia, no solo porque hoy en día se le denomina facilitador o mediador del proceso de enseñanza, sino porque los procesos y métodos de enseñanza han evolucionado.

En este contexto, podemos concluir que la definición de docente implica a aquella persona que se dedica a realizar acciones referentes a la enseñanza. En ocasiones, suele utilizarse como sinónimo de profesor o maestro, aunque realmente su significado no sea igual.

Si al ejercer como docente se logra comunicar los conocimientos, ideas, experiencias, habilidades o hábitos a una persona que no los tiene, podemos decir que estamos cumpliendo con nuestra función. En 25 años de ejercer la docencia en diferentes instituciones educativas, observo una transformación, una nueva era de ver cómo compartir el conocimiento está evolucionado, ayudando y aportando a la conciencia colectiva y con esto, renovando la esperanza de conducirnos mediante la forma que provoque el bienestar en todo ser vivo.

De ahí la trascendencia que tiene el rol del docente, porque en nuestras manos está “formar” a los estudiantes que serán los profesionistas y profesionales del futuro.

Pero, más allá de su formación en el aspecto del rigor técnico-cognitivo que deben tener, hoy debemos desarrollar de manera armónica y congruente su crecimiento en todas las dimensiones del ser humano, es decir, en los aspectos éticos, espirituales, afectivos, socio-políticos, económicos y culturales, con objeto de lograr una formación integral que les permita su plena realización.

Si bien, quienes nos dedicamos a la docencia en el nivel de educación media superior y superior no recibimos una formación pedagógica como la que se oferta en la Escuela Normal de Maestros, es importante identificar por qué razón lo hacemos, y estoy totalmente convencida de que cuando se hace por vocación y no se ve como un medio meramente económico o laboral, las cosas cambian, y justamente es aquí donde radica lo que deseamos dejar en la mente y en el corazón de nuestros alumnos.

Hoy más que nunca, los alumnos están ávidos de cuanto podamos compartir con ellos, lo cual va más allá de herramientas tecnológicas que les permiten en un abrir y cerrar de ojos obtener información o deformación de conocimientos, cuando no se ha desarrollado la habilidad para discernir entre uno y otro.

Hace poco escribí algo que ahora retomo: “en la actualidad, la formación de los alumnos no consiste solo en el entrenamiento de habilidades y destrezas técnicas para desempeñarse en el campo laboral. Hoy es fundamental formar en los estudiantes la conciencia y responsabilidad de sus actitudes y de sus acciones”.

Robert J. Sternberg, psicólogo estadounidense enfocado en el estudio de la inteligencia, señala: “La inteligencia es importante, pero es más importante ser una persona buena, ética y sabia”, lo que me lleva a reflexionar que a 110 años de la Contaduría, nuestro compromiso con la sociedad, las empresas y nuestro país, es lograr que nuestros alumnos sean generadores de conocimiento; es decir, que con las bases que les otorgamos puedan tener la capacidad de generar nuevos pensamientos y formas de prestar sus servicios profesionales, siempre pensando en el bien común.

Es muy fácil endosar las responsabilidades y decir: “eso les tocará a las nuevas generaciones”, pero ¿qué estamos haciendo los formadores de estas? Hoy más que nunca debemos buscar una formación con sentido humanístico, con sensibilidad, pero sobre todo con enorme responsabilidad social, para ello debemos hacer cambios radicales en nuestro propio actuar, “tu hijo seguirá tu ejemplo, no tu consejo”.

Como bien lo decía el connotado físico Albert Einstein: “No esperes resultados diferentes si continúas haciendo las cosas de la misma forma”. Hoy es imperativo que los docentes seamos capaces, tanto académica como profesionalmente, de ser docentes más humanos, con un alto sentido de responsabilidad social, porque en nuestras manos está pasando la vida de muchos jóvenes, a quienes tal vez solo seamos capaces de tocar o quizá, en un momento dado, de transformar.

Cuando reflexiono en lo que he vivido durante estos 25 años de docente, veo que con mi granito de arena he contribuido a dar a mi amado país, próximos líderes, gente que está impulsando y trabajando por el desarrollo de México y del mundo.

Cito el siguiente texto llamado “Moldeo sueños” (Anónimo): ¡Sí!… soy docente… no trabajo en empresas, pero sí en un espacio donde promuevo conocimientos en niños y jóvenes… no soy jefe, pero tu hijo me ve como un líder y soy su modelo a seguir… no soy psicólogo, pero puedo hacer que tu hijo crea en sí mismo… no soy doctor, pero puedo diagnosticar carencias en estos jóvenes… no tengo horario de trabajo, pues mientras tú ves la televisión y duermes, algunos estamos planificando para que tu hijo tenga el mejor aprendizaje, no soy arquitecto para construir edificios, pero sí construyo sueños y valores. No juego con plastilina, moldeo sueños.

Lo anterior es lo que ha hecho que la profesión contable pueda cumplir 110 años, porque en este tiempo los docentes nos hemos dedicado a tocar vidas, a ayudar a cumplir sueños, a vivir, a compartir y ver crecer a nuestros alumnos.

Estoy convencida de que la actitud que tenga el docente es la que verdaderamente trasciende en el aprendizaje del alumno, ya que alguien sin vocación y sin sentido de servicio por enseñar, deja un mal sabor de boca, una huella equivocada y puede propiciar la deserción escolar.

Actualmente, nuestra profesión demanda dar un servicio a la sociedad con actuación guiada por los valores y sobre todo con una visión renovada. Hoy, por medio de nuestra enseñanza, podemos hacer que el alumno se convierta en generador de conocimiento; es decir, no queremos máquinas que repitan o memoricen, queremos gente que con bases sólidas y un fuerte bagaje contable-fiscal-financiero pueda ayudar a las empresas a empoderarse, a crecer y a crear una economía tan grande como nuestro país.

Un buen docente es aquel que entrega todo en el aula y reconoce la importancia de su figura en el desarrollo cognitivo y social de sus alumnos. La excelencia del docente depende de muchos factores, sobre todo, del humano.

Cumplir 110 años es un buen pretexto para renovar nuestro desafío ante el mundo, comprobar por qué el rol del docente es fundamental para el crecimiento y fortalecimiento de la profesión contable.

¿Qué se espera de los docentes para que sigan aportando y coadyuvando a la existencia de tan noble profesión?

  • Conocimiento y dominio de los temas de su quehacer diario.
  • Ejemplo de trabajo, esfuerzo, dedicación y esmero.
  • Mostrar un fuerte compromiso por permanecer a la vanguardia.
  • Prepararse para los cambios contables y fiscales nacionales e internacionales.
  • Transformar la forma de enseñanza, adaptándonos a las tecnologías y, sobre todo, a implementar estrategias que permitan que el alumno esté interesado en recibir ese aprendizaje.
  • Estar en la constante búsqueda de oportunidades para desarrollar nuestro actuar docente, las cuales son infinitas.
  • Tener la responsabilidad, como docente, de brindar las herramientas necesarias para que los alumnos cuenten con los elementos para ayudar no solo a la sobrevivencia de las empresas, sobre todo pequeñas, en nuestro país, sino a convertirlas en grandes empresas.
  • De igual forma los conocimientos que se viertan en el aula, deben ser lo más cercano a la realidad del mercado laboral, para que de esta forma el alumno pueda insertarse de manera más rápida y efectiva en su quehacer profesional.
  • A trabajar de forma colaborativa, en compañerismo y de esta forma dar mejores resultados.
  • Arriesgarse por la búsqueda de formar su propio conocimiento.
  • Amor y pasión por lo que se hace, es decir, que sean sus acciones las que hablen y comprometerse con la ética profesional.

Una de mis películas favoritas en tema de docencia es “La sociedad de los poetas muertos” de Nancy H. Kleinbaum, en la que puedo visualizar todo lo que un docente debería lograr trasmitir a los alumnos, enseñarles que ellos son los factores de cambio, que pueden pasar de lo cotidiano a lo extraordinario, que tienen la capacidad con el conocimiento adquirido de aprender a pensar por sí mismos, a generarse juicios de valor, a discernir lo que está pasando, a “parir” su propio aprendizaje, a usar su propia creatividad.

Cuando se ha tomado la decisión de ejercer una de las profesiones más nobles y de mayor responsabilidad, por lo que esta implica, debemos comprometernos fuertemente, pues nos trasformamos en artistas al convertirnos en escultores de cada vida que tocamos.

Al soñar alcanzamos la libertad, tesoro más grande y apreciado por el ser humano, y solamente podremos soñar si nos atrevemos a confiar en nosotros mismos, en los dones y talentos otorgados, los cuales, sin lugar a duda, son pulidos por los docentes.

Una labor fundamental del docente es que debe formar profesionistas que satisfagan las necesidades que demanda la sociedad, es decir, que tenga la visión de lo que realmente sucede fuera de las aulas, lo cual, además de ayudar a la sociedad, ayuda al alumno a sentir que lo aprendido en su carrera será totalmente aplicable a la realidad laboral.

¿Qué es ser docente para mí?

Es tener la oportunidad de reinventarme, de saber que tengo solo el día de hoy y que este no se volverá a repetir, que cuanto dejé en el aula, quedará grabado para siempre en la mente y en el corazón de mis alumnos.

Ser docente significa vivir intensamente cada una de mis clases, y que al concluirlas pueda decir: “me siento satisfecha y orgullosa de poder ejercer la profesión más hermosa y gratificante: la docencia”.

Ser docente significa poder transformar, sin importar la materia que se imparta. Mis alumnos dicen que siempre lleva una carga de filosofía, y creo que sí, porque para mí ser docente es la mayor bendición y enorme misión que uno puede tener en esta vida.

Ser docente significa reconocer que no sabemos todo, pero sí tenemos la enorme obligación de ser estudiantes para siempre, porque debemos ser el ejemplo de que jamás se deja de estudiar.

Ser docente es poder trasmitir tus conocimientos con el único objetivo de lograr un aprendizaje que le permita un bienestar.

Ser docente es ser agradecido por todo los que los alumnos nos dejan en el aula, sus risas, sus inquietudes, sus amores y desamores, sus ocurrencias, su creatividad, su vida misma, porque gracias a ellos, nos renovamos y transformarnos para ser mejores seres humanos.

Por todo ello, ser docente con amor y pasión es lo que hace que una profesión trascienda por 110 años y más…

1 Historia, http://imcp.org.mx/quienes-somos/historia

2 Las 20 carreras con mayor futuro laboral http://noticias.universia.es/practicas-empleo/noticia/2014/02/12/1081179/20-carreras-mayor-futuro-laboral.html

 0
Share Now
Previous Post Desarrollo ético valor eje de la profesión
Next Post Actividad colegiada del IMCP

Síguenos

Entredas Recientes

  • El proceso de seguimiento y corrección

    Artículos
  • Relevancia del proceso de aceptación y continuidad

    Artículos
  • Desafíos relacionados con los nuevos componentes y sus objetivos de calidad en la NIGC 1

    Artículos
  • El impacto de la Norma Internacional de Gestión de la Calidad en las Firmas de Contadores medianas y pequeñas

    Artículos
  • Manuel Arias.

    Artículos

Contaduría Pública es una publicación mensual editada por el Instituto Mexicano de Contadores Públicos, A.C. (IMCP), Bosques de Tabachines 44 Fracc. Bosques de las Lomas 11700. Ciudad de México +5255 5267 6400 / ISSN 2594-1976 www.imcp.org.mx

Contáctanos

Síguenos

Categorias

Actualización Contable Aportaciones de los Asociados Artículos Docencia Editorial Entrevista Entrevistas Fiscal IMCE Revista Digital Revista especial de agosto 2020 Revista Impresa Universitarios

SUSCRÍBETE AHORA

Desea recibir los boletines informativos del imcp

SUSCRÍBASE AQUÍ
  • Acerca de
  • Comisión de Revista
  • Contáctanos
  • Aviso de privacidad
  • Media Kit 2018

CONTADURÍA PÚPLICA 2018 D.R. IMCP