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ISSN 2594-1976
Artículos

Responsabilidad ambiental empresarial. Participación de la academia

admin - 1 noviembre, 2010

Mtra. Josefina Granados Maldonado
Coordinadora Administrativa
Centro Mario Molina
jgranados@centromariomolina.org

Las empresas desempeñan un papel importante para resolver el problema del medio ambiente. El reto implica adoptar una responsabilidad ambiental empresarial en beneficio de la sociedad actual y futura. Ante problemas tan graves como el cambio climático, la contaminación atmosférica y el hoyo en la capa de ozono, es necesario adoptar estrategias de producción sustentables que no estén peleadas con la generación de ganancias

Desde hace décadas los empresarios han seguido la lógica de minimizar los costos de producción y maximizar la ganancia, a costa del daño al medio ambiente, como es el caso de las empresas que arrojan ilimitadamente los desechos al aire y al agua, o que utilizan los recursos naturales hasta su agotamiento. Pero si les ha funcionado ¿Por qué cambiar de pensamiento? ¿Por qué es necesario adoptar una responsabilidad empresarial ambiental?
La razón es simple, el daño causando al medio ambiente y los últimos acontecimientos catastróficos como huracanes, inundaciones, sequias, entre otros, demuestran la urgencia de tomar medidas importantes que cambien el panorama. El cambio climático es un problema, además de ambiental, de grandes implicaciones económicas y sociales.
Los científicos han realizado investigaciones serias que arrojan evidencia de la problemática. Se sabe que las actividades humanas están afectando en gran medida el balance de la energía que conserva la atmosfera y que ha permitido la evolución de la vida, es decir, la temperatura del planeta se está incrementado, todo debido a la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI), principalmente dióxido de carbono (CO2).
Como respuesta a ese incremento, se estima que los patrones de precipitación global también se alteren. En general, se puede cambiar el funcionamiento del clima, por eso es necesario un conceso internacional y un compromiso de todos: gobiernos, empresas, universidades y el resto de la sociedad.

Evidencias del problema

  • Alrededor de 400 millones de personas a nivel mundial viven bajo condiciones de sequía extrema. En 1979, era 15% de la población total; en 2010, representa 38%.
  • Las inundaciones a nivel mundial han aumentado. En el continente americano pasaron de 14 en el periodo 1950-1959, a 353 en el periodo 2000-2009; en África, durante los mismos periodos pasaron de 5 a 415 inundaciones respectivamente; en Europa, de 10 a 243.
  • Los incendios forestales se incrementaron. De 14 en el periodo 1950-1959 a 53 en el periodo 2000-2009 en América; de cero a 13 en África, y de cero a 48 en Europa.
  • De los manglares, 50% han sido convertidos en criaderos de camarones y en zonas residenciales.
  • Aproximadamente 75% de las principales fuentes pesqueras se explotan totalmente o están agotadas. Hace 50 años era sólo 5%.
  • La cobertura de hielo en el Ártico en junio de 2010 fue 10.6% menor que el promedio de 1979-2000 y es la mínima que se ha registro.
  • El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estima que en los últimos 20 años se han perdido cada año más de 1.5 millones de vidas y se ha afectado a más de 200 millones de personas a causa del aumento de los fenómenos naturales extremos ocasionados por el cambio climático. Más de 90% de la población expuesta vive en países en desarrollo, y más de la mitad de las muertes causadas por estos desastres se producen en países con un índice de desarrollo humano bajo.

Repercusiones del cambio climático en México
Por su ubicación en el hemisferio norte, entre dos océanos y por su gran diversidad de ecosistemas, México es altamente sensible al cambio climático. Más de 68% de su superficie es muy vulnerable a la desertificación si la temperatura aumenta.

  • Se estima que la mitad de la tierra arable en México sea afectada por sequías en caso de un aumento de la temperatura.
  • Existe una preocupación creciente de que el calentamiento global pueda generar huracanes más intensos y con mayor frecuencia en el Golfo de México.
  • Las inundaciones han crecido desmesuradamente en el año 2010.

Podríamos continuar listando datos, cifras y hechos que demuestran el daño que se le ha causado al planeta. Lo importante ahora es asumir una responsabilidad ambiental que permita frenar el problema, de lo contrario el panorama será catastrófico.

Contribución de las empresas y la academia
El Inventario de Gases de Efecto Invernadero de México (1998) reporta que la industria contribuye con 18% del total de las emisiones de gases, y el transporte con 31%. Esto significa que la implementación de políticas y soluciones en estos sectores traerían un gran beneficio al medio ambiente. Los empresarios requieren un cambio de paradigma que traerá consecuencias directas a las compañías, que se verán sometidas a diferentes riesgos que se deben tratar de mitigar.

  • Riesgo fiscal: las empresas deben comprender que el daño que causan a los ecosistemas implica costos económicos adicionales a la sociedad. Por eso, 19 países de la OCDE han suprimido los subsidios y disposiciones tributarias que generan distorsiones, han reestructurado los impuestos en función de consideraciones ecológicas y han aplicado impuestos llamados ecotasas.
  • Riesgo reputacional: los consumidores cada día están tomando conciencia del cuidado del medio ambiente, si las empresas no hace un esfuerzo por cambiar y ofrecer productos sustentables puede afectar su imagen y disminuir sus ventas considerablemente.
  • Riesgo normativo: la tendencia mundial es generar normas más duras, mismas que pueden dar lugar a sanciones económicas, demandas e inclusive dejar a la empresa fuera de competencia.

Por ello, la política de sustentabilidad empresarial debe tener como objetivo básico la mitigación de riesgos asociados ante el cambio de paradigma, sin embargo también existen oportunidades. Esta política debe servir para administrar ambos.
A pesar de los riesgos, los empresarios deben actuar por dos razones: por la responsabilidad ambiental ante la sociedad y porque de no hacerlo, están condenados a desaparecer. Es claro que las empresas no cuentan con las capacidades para lograrlo, por eso es necesario que se acerquen a las universidades donde se encuentra el talento.
Las IES desempeñan un papel trascendental en el cuidado del medio ambiente y en la solución del problema. Esta ardua labor representa un reto, implica establecer una estrategia que fortalezca la cultura de responsabilidad ambiental en los estudiantes, quienes serán los futuros empresarios, directores y tomadores de decisiones que lograrán que las empresas mejoren sus procesos, inviertan en tecnología limpia y tengan un desarrollo sustentable.
Los responsables de dirigir las instituciones educativas deben contar con una política administrativa que oriente y fortalezca los planes de estudio, por medio de asignaturas relacionadas con la responsabilidad social, responsabilidad ambiental y desarrollo sustentable. Además se requieren conocimientos técnicos sólidos y de vanguardia, así como intercambios con universidades y empresas internacionales con la finalidad de que los estudiantes conozcan la tendencia mundial en producción y solución de problemas similares.
Existen varios casos de éxito de la vinculación Empresa–Universidad en temas ambientales, pero no son suficientes. Las universidades extranjeras tienen claro que asignar el proyecto real de una compañía a los alumnos, da como resultado progreso y desarrollo.
La política de sustentabilidad debe formar parte de los compromisos empresariales, así como tener la misma o mayor importancia que la política de marketing, la política de gastos, la política de ventas o cualquier otra. Cabe aclarar que la implementación de tecnologías limpias, la producción de manera sustentable y ser una empresa ambientalmente responsable, no está peleado con la generación de ganancias.
En el sector automotriz se tienen ejemplos claros. Las empresas japonesas como Honda o Toyota y las europeas como Fiat o Seat, han invertido millones en investigación y desarrollo para producir vehículos compactos, con mayor rendimiento y menores emisiones, incursionando  en el diseño y la producción de autos eléctricos y a diesel; a diferencia de las empresas estadounidenses como General Motors, los cuales se quedaron con tecnologías atrasadas, produciendo vehículos grandes, pesados, poco eficientes y poco competitivos. Los resultados fueron pérdida de mercado y un rescate millonario que le costó al gobierno de Estados Unidos, en el marco de una crisis mundial.

¿Cómo pueden contribuir las empresas a solucionar o frenar el problema?
Las empresas pueden tomar medidas tan simples y poco costosas como:

  • Imprimir sólo los documentos necesarios, usar papel reciclado y donar a empresas de reciclaje el papel que desechan.
  • Cambiar las lámparas y focos tradicionales por focos ahorradores.
  • Comprar equipos ahorradores de energía: impresoras, fotocopiadoras, refrigeradores, entre otros.
  • Utilizar la ventilación al abrir las puertas y ventanas para evitar prender el aire acondicionado.
  • Estas medidas son muy sencillas pero no bastan, pues la contaminación que las empresas generan se debe a los desechos que arrojan al drenaje, ríos, lagos, por la emisión de gases a la atmósfera, el ruido durante los procesos, los desechos tóxicos que se van a los basureros, etc. Por eso se recomienda:
  • Invertir en investigación y desarrollo e innovación (I+D+I).
  • Hacer alianzas estratégicas con las universidades y desarrollar talento en recursos humanos.
  • Reciclar residuos industriales.
  • Desarrollar sistemas de información que ayuden a gestionar eficientemente la infraestructura existente y la nueva.
  • Hacer un inventario de Gases de Efecto Invernadero (GEI) por empresa, con la finalidad de identificar las emisiones y las fuentes internas de contaminación. No se pude gestionar lo que nunca se ha medido. Esta es una herramienta útil que permite evaluar el aumento o disminución de emisiones de gases por año y desarrollar planes de mitigación.
  • Generar un balance de energía y emisiones.
  • Desarrollar un sistema de indicadores.
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