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ISSN 2594-1976
Artículos

Entrevista con Jaime Serra Puche

admin - 11 enero, 2011

Por C.P.C. y M.A. Sylvia Meljem Enríquez y C.P. Ana González Armendáriz

Doctor Serra Puche agradecemos la entrevista que nos ha concedido para la revista Contaduría Pública, ya que estamos seguras de que su experiencia acumulada como funcionario público y negociador del NAFTA (North America Free Trade Agreement), consejero de empresas y ahora consultor de negocios, nos aportará una visión integral y valiosa de las expectativas que tiene México para el año 2011

¿Qué se espera en términos de variables macroeconómicas?
Las expectativas económicas para 2011, según se aprecia en el cuadro 1, son que la inflación disminuya, la tasa de interés suba un poco, el tipo de cambio se quede alrededor de 13 pesos y el PIB crezca un poco menos en 2011 que en 2010. Se espera un déficit
comercial de 12,000 millones de dólares y un déficit de cuenta corriente de 14,000 millones de dólares.
Así que la primera conclusión a la que podemos llegar es que, en términos de manejo de la política monetaria y fiscal, todo apunta a que 2011 será un año de estabilidad y de buen comportamiento de las variables macroeconómicas.
El reto es: ¿Cómo vamos a crecer? ¿Por qué no podemos crecer más? Esta es la discusión que por años ha existido en torno a las reformas estructurales que nos hacen falta: La participación de la banca de desarrollo; la inversión en infraestructura; el aumento de la base de contribuyentes y la eficiencia de la recaudación; apertura del sector energético y flexibilidad en el mercado de trabajo, entre otras.
Lo triste es que no nos podemos poner de acuerdo, no como gobierno, sino como Estado (los tres poderes) para resolver este problema.

En consecuencia, para avanzar en esta área, la pregunta que nos tenemos que hacer es: ¿Puede hacer algo el Gobierno Federal para crecer más sin depender de estas reformas y de la relación política con el Congreso y de las agendas políticas que todo mundo tiene, máxime en periodos electorales?
Mi respuesta es sí, ya que las exportaciones que han sido el principal motor de crecimiento en México, podrían tener, en mi opinión, un efecto multiplicador en la economía, mayor del que han tenido hasta la fecha.
Hay tres aspectos, de los que se infiere la posibilidad de que las exportaciones tengan, a pesar de la caída de la economía mundial, un mayor impacto en la economía mexicana:

  • Competitividad
  • Efecto multiplicador y contenido nacional
  • Diversificación

Competitividad
Lo primero que debemos analizar es que, si a pesar de que México no haga todas las reformas que hemos comentado: ¿Somos un país competitivo? ¿Son nuestras exportaciones competitivas? ¿Son lo suficientemente competitivas para entrar al mercado norteamericano? y la prueba de fuego: sería analizar ¿qué tan competitivos somos vis a vis los chinos?
De acuerdo con el cuadro 2, tenemos una primera ventaja con respecto a los chinos que es de carácter arancelaria porque bajo el NAFTA los productos mexicanos no deben pagar aranceles y los chinos sí; en este cuadro se puede apreciar una serie de ejemplos de sectores en donde los productos chinos son, inicialmente, más baratos, pero aumentando el arancel este efecto se revierte.


Ahora, si bien es cierto que el arancel promedio que los americanos cobran es bajo, porque es una economía más o menos abierta, también es cierto que hay muchos sectores en donde existen los picos arancelarios; es en estos sectores donde tenemos ventajas arancelarias muy importantes frente a los chinos.
Hay una segunda ventaja que es el costo del transporte; obviamente, enviar un producto de aquí a Estados Unidos es más barato que de Beijing o de Shanghái a Estados Unidos. En la gráfica 1a, podemos apreciar una comparación del costo de enviar un contenedor de 40 pies a la costa este de Estados Unidos desde Shanghái o desde China y desde México; el costo depende del precio del petróleo, porque todo el desarrollo tecnológico que se ha hecho en este tipo de transporte ha estado orientado a minimizar el tiempo en el agua; entonces, se ha dado más velocidad a los motores, requiriendo mayor uso energético; de esta manera, si como vemos en la gráfica 1b, el West Texas (WTI) está en 70 dólares la ventaja mexicana sobre los chinos es considerable, pero si está en 100 o 200 es mucho mayor; conforme sube el precio del West Texas se va incrementando la ventaja de los mexicanos sobre los chinos.

Si consideramos ambos efectos, tomando un producto representativo chino, por ejemplo, el promedio del costo de transporte de la exportación ¿qué porcentaje adicional debe pagar un producto chino frente al mexicano? Si consideramos el precio del West Texas de 80, la suma de la ventaja arancelaria y la de transporte sería alrededor de 15% para los productos mexicanos, lo cual ya nos da una ventaja interesante como para acceder al mercado americano.
Además, hay una tercera ventaja que es la cambiaria. Cuando empezó el NAFTA un yuan compraba medio peso; hoy, un yuan compra dos pesos. Entonces, el yuan se ha fortalecido mucho frente al peso por lo que somos más competitivos que los chinos por este efecto cambiario, cosa que no ha ocurrido con el dólar; por lo tanto, nuestra devaluación frente al yuan es mayor que nuestra devaluación frente al dólar. ¿Qué tan permanente es esta ventaja? Dada la guerra comercial y la guerra de monedas que se está empezando a desarrollar ahora, todo parece indicar que los chinos van a tener una presión muy fuerte de todo el mundo, fundamentalmente de los americanos, para revaluar el yuan porque tienen un superávit de tal magnitud, que el único ajuste natural del mercado es que el yuan se fortalezca. Es decir, todo apunta a que el yuan tendrá que revaluarse, no sé cuánto ni a qué velocidad pero todo va en esa dirección; de hecho, los estadounidenses acaban de proponer al Congreso (29 de septiembre de 2010) una resolución de un proyecto de ley en donde le quieren poner castigo a los productos chinos si consideran que el yuan está subvaluado, entonces también desde el punto de vista del ambiente político en Estados Unidos esto nos favorece, porque se le va a poner una especie de arancel mayor, acentuando la ventaja arancelaria que hoy tenemos.
Es decir, tenemos la ventaja arancelaria, de transporte y cambiaria. Además, hay otra ventaja que se ve poco: la laboral.

¿Tenemos ventaja laboral frente a los chinos?
Considero que sí, debido a que la pirámide poblacional china está llegando a un pico en 2011 en donde tiene el mayor porcentaje de gente en edad de trabajar entre 15 y 64 años.


Si vemos la gráfica 2, existe una drástica caída en la cantidad de gente que va a estar trabajando en China, resultado de la restricción de la política demográfica existente (posibilidad de solamente tener un hijo); la nuestra está empezando a caer, pero desde luego, mucho menos rápido.
Entonces, la oferta laboral en China va a caer y, por ende, tendremos una ventaja frente a los chinos en términos de abundancia relativa de mano de obra, lo cual se está empezando a reflejar en el comportamiento del salario promedio chino (ver gráfica 3), que está subiendo de manera muy notable; además, China ha hecho cambios en la regulación laboral en una ley que viene referida en el cuadro 3.
Esta ley entró en vigor en 2009. Anteriormente, la jornada laboral podía ser de hasta 16 horas, hoy es de ocho como máximo; se trabajaban siete días, hoy se trabajan seis. Estas modificaciones reflejan regulaciones laborales más modernas, consecuencia de los cambios estructurales demográficos ya señalados.
Entonces, a pesar de que no estamos llevando a cabo las reformas necesarias, las circunstancias mundiales nos están ayudando a ser más competitivos, y todavía hay una adicional que es el costo ambiental. Las inversiones que tienen que hacer los chinos para corregir su medio ambiente son gigantescas, en la medida en que la presión del mundo crezca sobre ellos. Las inversiones para 2015, 2020 y 2030 van a tener un crecimiento exponencial; nosotros, también, debemos hacer inversiones en México pero, nuevamente, es relativo, todo el tema de la competitividad es un tema relativo.
En resumen, todas estas inversiones van aumentando los costos y se acaban yendo al precio del producto, por lo que cuando se calcula la ventaja arancelaria, la cambiaria, de transporte, laboral y ambiental no parece que vayamos a tener unos años tan difíciles frente a los chinos que, reitero, es la marca más importante en términos de competitividad y para acceder al mercado norteamericano.
Si vemos en la gráfica 4 lo que ha pasado con la importación de productos de México y China a Estados Unidos, México venía arriba de los chinos. Después del NAFTA, esta diferencia se incrementó un poco, pero se empezó a cerrar cuando los chinos entraron a la Organización Mundial de Comercio (OMC), ya que con ello se le dio certidumbre a los inversionistas norteamericanos.
¿Por qué sucedió esto? Cuando China no pertenecía a la OMC, cada año el Congreso Norteamericano decidía si le otorgaba el trato de nación más favorecida. A partir de que China ingresa a este organismo se acaba la incertidumbre para los inversionistas, ya que el artículo uno de la OMC le da el tratamiento de nación más favorecida. El resultado fue que se incrementó, de manera gigantesca, la inversión de fabricantes manufactureros en China, lo cual para México tuvo consecuencias; ahora, debido a las ventajas ya comentadas, esto empieza a cambiar: México ha incrementado su participación y los chinos están disminuyéndola.

La pregunta es: ¿es esto una tendencia o no? Es casi imposible contestar porque son pocas observaciones; sin embargo, con estos argumentos uno podría decir con relativa sensatez, que puede ser que se dé el cambio, y no sería del todo sorprendente que haya una tendencia a que México recupere su participación en el mercado norteamericano frente a los chinos. Ya rebasamos a los canadienses, ya somos el segundo socio comercial de los Estados Unidos después de China; antes éramos el tercero después de China y Canadá.
Es decir, hay la posibilidad de que nuestras exportaciones crezcan, porque el elemento de la competitividad no sólo depende de lo que hagamos nosotros, sino de lo que pase en el mundo y, por lo menos, lo que está pasando en este momento en términos de transporte, factores ambientales y laborales, y de tipo cambio, lo cual nos está ayudando frente a los chinos.
Esta es la conclusión: Las exportaciones sí pueden seguir siendo un motor de crecimiento importante en la economía.
Algunos dicen que esto no es cierto porque la economía norteamericana va a crecer menos; sí es cierto, pero también es cierto que vamos a ganar participación de mercado con lo cual podemos más que compensar la caída de la actividad norteamericana.
Efecto multiplicador y contenido nacional
¿Por qué si México se abrió y empezó a exportar de una manera tan extraordinaria no crece más? esto tiene que ver con el efecto multiplicador de las exportaciones; es decir, por cada peso que se exporta se generan empleos, demandas por otros insumos, por otros servicios, por otras cosas y eso tiene un efecto multiplicador que hace que la economía crezca. En todas partes del mundo hay un efecto multiplicador del comercio exterior o de las exportaciones que depende de cuánto contenido nacional tienen éstas; por ejemplo: si importas una silla y le pones una etiqueta de “Hecho en México” y luego la exportas, el efecto multiplicador de exportar esa silla fue muy pequeñito porque lo único que se hizo en el país fue poner esa etiqueta. En consecuencia, es muy importante calcular ese efecto multiplicador, lo cual se hace aplicando las fórmulas del cuadro 4.
Comparando a México con Brasil y Estados Unidos (gráfica 5) el efecto multiplicador en México es 1.8, o sea, de cada peso que México exporta se genera un crecimiento del PIB de 1.8; en Brasil, de 2.3, y en Estados Unidos, de 3.3. Nosotros tenemos un efecto multiplicador muy bajo porque tenemos un contenido nacional bajo. Ahora la pregunta que nos debemos hacer es ¿Cómo aumentar el contenido nacional sin políticas proteccionistas?
Si volvemos a poner aranceles para que los productores nacionales sean los que provean los insumos de las exportaciones le vamos a quitar competitividad a nuestras exportaciones; de hecho, en la gráfica 6 podemos apreciar el arancel efectivo, o sea, lo que se le cobra a las importaciones para entrar a México y, también, vemos las exportaciones no petroleras del país. Lo interesante es que conforme baja el arancel suben las exportaciones no petroleras.

Por lo general, se asocia la disminución del arancel con un aumento de las importaciones; muy poca gente asocia la baja de arancel con el aumento de exportaciones, lo cual nos ha hecho competitivos, ya que la gente puede producir y escoger con libertad a sus proveedores.
Esto tiene que ver con la idea errónea de que, cuando hablamos de contenido nacional, inmediatamente pensamos en el pequeño productor que está en León, Gto., o en Iztapalapa. La verdad es que el contenido nacional sí depende de eso, pero también tiene que ver con aumentar la inversión extranjera directa, ya que si viene un proveedor de la Volkswagen y se instala en Puebla se aumenta el contenido nacional y, por ende, el efecto multiplicador de producir un Beetle o un Jetta. Esto, debido a que se usa una autoparte producida en México, que emplea a una persona en México y que consume en México; en consecuencia, todo el efecto multiplicador sube.

Estamos hablando no sólo de inversión nacional, sino extranjera ubicada en México, lo cual es muy importante entender para el diseño de las políticas que favorezcan el contenido nacional sin volver al proteccionismo; aquí es donde entran asuntos como el de la banca de desarrollo y la inversión en tecnología y desarrollo.
Por ello, el rol de las empresas pequeñas y medianas se vuelve fundamental en este proceso, pero ¿por qué les cuesta tanto trabajo ser competitivas? Esto se debe a lo que hicimos en el pasado, ya que como no quisimos abrir la economía mexicana (nos tardamos 60 años), creamos el concepto de maquila, abriéndola parcialmente. El concepto de maquila es un esquema en el que se importa un producto (por lo general, materia prima), se paga un arancel, se transforma el producto y se exporta, con la devolución correspondiente del arancel pagado, estando prohibido venderlo en México.
Entonces ¿qué fue lo que pasó con este esquema? Se dieron todos los incentivos para usar insumos importados, sin integrar al resto de la economía al proceso de exportación, lo cual ocurrió al abrir la economía solamente para el área de la maquila.

En el momento en que la economía se abre en su totalidad, desaparece este esquema de maquila, entonces nos encontramos con una gran cantidad de empresas pequeñas y medianas que nunca fueron partícipes de ese proceso de exportación que estaba aislado, sobre todo en el norte del país; por ello, es difícil que todo este tipo de empresas entren a la cultura de la exportación, ya sea de manera directa o indirecta, es decir, como proveedor de un exportador. Es necesario desarrollar una cultura de integración, encontrando nichos de competencia, ya que no se cuenta con los mecanismos, la calidad y los contactos que se requieren para hacerlo.
Lo que se tiene que entender es que el concepto de mercado interno y mercado externo desapareció, porque tú ya hoy puedes encontrar cualquier producto importado, entonces si tú puedes competir hoy vendiendo en Santa Fe, en principio puedes competir vendiendo en Houston; es decir, ya es un mercado abierto, y es lo que no han acabado de entender las empresa pequeñas y medianas. Se sigue pensando que hay que ayudarlas, protegerlas, darles su nicho, pero esa no es la solución, hay que incorporarlas al proceso de modernización y exportación de nuestro país.
Esto me lleva al tercer punto: que las exportaciones no están diversificadas.

Diversificación
México tiene tratados de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, Europa, Japón y otros países. Para exportar a cada uno de estos países, se requiere cumplir con reglas de origen; por ejemplo, para que un producto pueda ir de México a Estados Unidos o de México a Canadá, se tiene que cumplir con cierto contenido regional, pero ¿Qué sucede si las economías de Estados Unidos y Canadá están cayendo? ¿Podríamos exportar a Europa? Si se cumple con las reglas de origen para exportar a la Unión Europea esto sí sería posible, por lo que la única manera de lograrlo es que el producto a exportar tenga mayor contenido nacional, lo cual, además de aumentar el efecto multiplicador de las exportaciones, las haría más versátiles.
Lograr lo anterior requiere desarrollar proveedores nacionales, establecer la logística necesaria a lo largo de toda la cadena de valor y contar con mecanismos de financiamiento adecuados.

En conclusión, 2011 se ve como un año estable en términos de variables macroeconómicas y dadas las circunstancias internacionales favorables ya comentadas, tenemos la oportunidad de empezar a trabajar en desarrollar toda una política de exportación, aumentando nuestra competitividad, el contenido nacional y nuestra capacidad de diversificación. Si se logra lo anterior, se aumentaría el efecto multiplicador de las exportaciones, convirtiéndolas en un motor de crecimiento sostenible en el tiempo.

Doctor, gracias por la oportunidad que nos ha dado para transmitir su opinión con respecto a las perspectivas económicas, sobre todo en materia de competitividad que México tiene para 2011, nuestros lectores la considerarán de gran valor.

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