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ISSN 2594-1976
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Sor Juana Inés de la Cruz Contadora de pensamiento, palabra y obra

admin - 1 julio, 2012

Doctor en Ciencias con especialidad en Ciencias Administrativas Salvador Sánchez Ruiz

Egresado del IPN, Profesor Investigador adscrito al Posgrado de la Facultad de Administración de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

 

Sor Juana Inés de la Cruz: Contadora

La admirable Sor Juana,[1] Contadora del convento de San Jerónimo en el periodo comprendido entre 1686 y 1695. Fue famosa por su expresión liberal femenina. Si bien es cierto que ha sido reconocida por su habilidad para crear tropos literarios de gran altura estética, los tratados acerca de ella y su obra, no suelen prestar atención al hecho -que en este trabajo intento enfatizar- de la incorporación en su obra de símiles y metáforas propios de la contabilidad, lo cual es evidente para el Contador Público, que es un amante del orden y se impone a sí mismo un método que le permite sintetizar la complejidad de las operaciones económicas realizadas por una organización para presentarlas armónicamente en los estados financieros. Y la poesía es la expresión artística de la belleza por medio de la palabra sujeta a la medida y cadencia, de la que resulta el verso.

Sor Juana nos enorgullece a todos los Contadores y la debemos tener como un icono de nuestra profesión, ya que al estudiar su obra literaria nos identificamos con su pensamiento, por la razón de que la contabilidad es una práctica del orden en los documentos y registros, pues contabilizamos cada operación con las cifras que corresponden a cada cuenta, para llegar a sumas iguales en el balance general. Esto lo hacemos aplicando el postulado básico de la contabilidad de la dualidad, la cual dispone que toda causa tiene un efecto —entonces, si existen recursos tienen su origen y aplicación—, y Sor Juana incorporó en su poesía los postulados contables, en unidades metafóricas, relacionando la cuentas de los estados financieros con la rendición de las cuentas del comportamiento humano en el contexto de su espíritu religioso.

Con lo planteado, me di a la tarea de identificar en la obra poética de la Ave Fénix de América, los poemas que tienen analogías contables, interpretar su contenido en el campo semántico del amor, la contabilidad y la teología.

Lírica contable de Sor Juana

Sor Juana Inés de la Cruz denotaba ternura, bondad, agudeza de ingenio, elegancia y un extraordinario talento para conjugar la expresión poética con conceptos contables, ya que podemos apreciar en su lírica, los vocablos concernientes al precio, rendimiento, menosprecio, pagos, deudas y crédito, entre otros, aplicados a la relación sentimental, en franca analogía con la práctica de su oficio de Contadora. Esto lo podemos apreciar en la metáfora de los reportes de los actos humanos que registra San Pedro, Contador mayor del cielo, quien remite la información a Dios, que efectúa los ajustes necesarios a los registros del comportamiento humano. Tomando este tópico como leit motiv, Sor Juana escribió en el “Villancico III” (Sor Juana, 2000: 47-48):

Aquel Contador

mayor de la Iglesia,

que lo que él ajusta,

pasa Dios en cuenta:

Clavero, que guarda

todas sus riquezas,

y de sus tesoros

suele hacer dispensas,

Prende a los deudores,

y si acaso niegan,

también con censuras

fuertes los apremia;

Pero con los pobres

usa de clemencia,

y con confesarla

perdona la deuda.

Hoy hace el cuadrante,

y con su Excelencia

y el noble Cabildo

reparte la hacienda.

Es gloria mirar

cómo les entrega

primicias de gracias,

diezmos de indulgencias.

De la reflexión sobre el villancico citado se pone de relevancia la vinculación de las matemáticas, la contabilidad y la teología con el apóstol y Dios, que es el eje central de este ensayo. Al efecto, cabe analizar situaciones particulares para explicar lo dicho: Méndez Plancarte anota que “las catedrales tenían un Contador, llamado también Clavero, que solía ser maestro de matemáticas” (Méndez Plancarte, cit. por Poot, 2004: 101). Con esa referencia, Sor Juana llama “Clavero” a San Pedro, no solo por ser el administrador del reino divino, sino por ser el cuidador de las llaves (claves en latín) del cielo; por esa razón, en el villancico en comentario, la poetisa configuró el tropo, del que podemos deducir lo siguiente:

San Pedro es el Contador mayor de la Iglesia, quien realiza los registros, y también es el clavero, debido a que tiene las llaves del cielo, que es en donde se guardan las riquezas y tesoros para hacer despensas, prende a los deudores y, si acaso se niegan, también con censuras fuertes los apremia.

Es claro el paralelismo que ofrece Sor Juana: existe un registrador de los actos humanos, que no puede ser otro que san Pedro, apóstol que, para rendir cuentas al Señor, seguramente tiene registros auxiliares en partida doble; es decir, contabiliza observando el principio de dualidad causa-efecto y, en observancia con la normatividad técnica contable contemporánea, lo tendrá que hacer en forma pormenorizada de cada acto del comportamiento del individuo, identificando la sustancia del registro en el contexto de lo moral, con información confiable, puesto que reportarán los motivos y consecuencias reales de la actuación del individuo. Además, los registros deben ser representativos de los hechos relevantes y encontrarse libres de prejuicios subjetivos con evidencias de lo registrado. Desde luego, los reportes deberán contener toda la información que ejerza influencia en la toma de decisiones de Dios. Es decir, los registros de los actos humanos deberán ser veraces, representativos, objetivos, verificables y con información suficiente, para que el Juez Supremo tome decisiones justas de lo que le corresponde a cada mortal.

Siguiendo con el villancico en estudio, el Ave Fénix de América, tomando a Dios como unidad, escribió la función que este desempeña en un contexto de operaciones matemáticas, pues afirmó que:

A los aprendices

que tiene en su escuela,

La regla de tres en un credo enseña.

Dios es la unidad,

que su cuenta encierra,

y el cero del orbe

sirve a sus decenas.

Se observa que recurriendo a una analogía de sus prácticas como Contadora, Sor Juana versa sobre el cuadrante, que era el despacho parroquial donde se hacía el balance de la contaduría, es decir, el reporte económico que muestra los derechos y obligaciones a una fecha determinada de una organización. Para el caso del clero, el balance presenta la situación económica de los templos, conventos u otras entidades clericales y, en ese contexto, afirma que san Pedro distribuye en el cuadrante celestial las riquezas espirituales, ya que Dios, al elaborar el cuadrante (balance), con los pobres usa de clemencia, pues confesando sus pecados perdona la deuda, y con el noble cabildo repartió la hacienda, es decir, distribuyó el patrimonio.

Hoy hace el cuadrante,

y con su excelencia

y el noble cabildo

reparte la hacienda

Por otra parte, la admirable poetisa apela a la piedad de Dios como Contador divino para disminuir los pecados de los mortales:

¡Contador divino, cuenta, cuenta,

cuenta,

y de tu libro borra las deudas

nuestras;

y pues tienes en contar

destreza tan singular,

que multiplicas, sumas, partes, y restas,

multiplicas las gracias y parte las penas!

(244 vs 57-62)

En este estribillo, la poetisa insiste en que Dios tiene presentes los actos humanos y que perdona; igualmente, tiene la facultad de borrar de sus registros los malos comportamientos, incrementar las gracias con la multiplicación y las sumas, en tanto puede disminuir las penas. Por supuesto, tendría que elaborar su hoja de trabajo, corriendo los ajustes que correspondan a la información del comportamiento de los mortales en su beneficio para calificar y otorgar la distribución de los dividendos en lo celestial, y, probablemente, el registrador divino aplique las técnicas de reexpresión financiera e incremente con altas tasas los rendimientos, a valor presente y elevados a la “n” potencia los actos de buena fe que el individuo realizó en su paso terrenal.[2]

Precisamente, en la obra Letras de San Bernardo, en la celebración de la dedicación de la iglesia del insigne Convento de Monjas Bernardas de la Imperial Ciudad de México, año 1690 (Poot, 2004: 111)[3], Sor Juana, en un desplante poético, hizo a Dios Contador del cielo, al escribir:

La cuenta de Dios no es como

la que se usa acá en el siglo, [4]

donde hasta ver el efecto

no se recibe el servicio.

A Dios le basta el deseo,

que estando consentido,

lo da por ejecutado

en la cuenta de su libro.

(328,-vs.8-15).

Sor Juana refiere que el registro de lo material se realiza hasta que se recibe el servicio; actualmente, lo que los Contadores llaman lo devengado,[5] y se registra siempre y cuando exista la sustancia económica,[6] es decir, que ocurran transacciones con otros entes, que transformen o modifiquen la estructura de los recursos, así como otros eventos que la afectaron,[7] y Dios registra el deseo, que por el simple hecho de estar consentido lo da por ejecutado, es decir, Dios es el Contador de lo espiritual, en tanto que es el registrador del universo.[8]

Habrá que hacer notar la evidente inteligencia de la monja y Contadora Jerónima, manifestada en la profundidad de su pensamiento en la figuración que materializa la dualidad causa-efecto, postulado esencial de la teoría contable[9] y que también lo aplica a las cuentas con la Corte, la Iglesia, la conciencia y el amor, circunstancia que dejó plasmada cuando escribió en Las letras de San Bernardo:

Mal se acreditan deidades

con la paga; pues cierto,

que a quien el servicio paga,

no se debió el rendimiento.

Queda claro que quien paga es titular o se acredita lo divino (deidades), lo que Sor Juana califica como injusto (malo), dado por el simple hecho de que el dinero no puede comprar lo divino. Pienso que este verso hace una franca referencia a la inequidad de los privilegios que se otorgaban en el clero, lo que implica su desacuerdo.

Habrá que agregar que una buena Contadora sabe con certeza qué fue lo devengado, cuáles fueron las contraprestaciones y quién fue el perjudicado. Y es que en el proceso contable se construye la historia de la distribución de los recursos, porque en el día con día se registran los orígenes y aplicaciones del dinero, y, necesariamente, Sor Juana conoció las inequidades e injusticias, como lo manifestó en varios versos.

Para ampliar lo expresado hasta ahora, Sor Juana se atreve a dar recomendaciones en la intimidad:

Que es industria de mi amor

negarte, tal vez, el feudo,

Para que al cobrarlo, dobles

los triunfos, y no los reinos.

Aquí expone que, en el proceso (industria) del amor, probablemente, niegue derechos (feudos), para que al ser correspondidos (cobrar sentimientos), se doble lo que se ha propuesto (triunfos) y no los predominios (reinos). En otras palabras, la poetisa aconseja que para que ocurran los equilibrios en las relaciones del amor, es necesario el esfuerzo de la contraparte para profundizar los sentimientos, con el fin de que la mujer no solo sea considerada como una propiedad tal si fuera un reino.

En la misma corriente de pensamiento, y en otro poema, Sor Juana expresa:

Pérdida de mi caudal

es su amoroso comercio,

pues lo que me cuesta más

me lo pagas a menos precio.

(10, vs 13-16)

Sor Juana se queja una vez más y explica la razón por la cual no le coincide la balanza, es decir, no hay equidad, en virtud de que en su entendimiento disminuye sus posesiones en el amoroso comercio, puesto que lo que más valora se lo pagan a menos precio.

La Décima Musa fue poseedora de una retórica que impactaba en el espíritu del lector, y tal vez, inconscientemente, mezcló las funciones de sus oficio de Contadora con sus dotes de poeta; en ese sentido (Egan, 2006: 3) manifestó que “es de particular utilidad a esta auditoría poética los tipos de cifras, ecuaciones y fórmulas que Sor Juana reúne para la construcción de su retórica aritmética” y agrega que “Doquier en estas poesías líricas (así como por medio de su obra), se ve, por ejemplo, que: “Una inversión dobla el valor de algo (#7, v. 12);/Un mal concepto crea deuda;//Alguien comprará el desengaño a costa de sus desprecios (vv. 61-64);/-O confiesa una «avaricia amorosa» (#11, v. 19).

Habrá que agregar lo relevante de este ensayo, la monja jerónima incorpora la reflexión e interpretación que todo Contador hace del significado de los saldos de sus cuentas, para llegar a conclusiones, y así apreciar lo que ella traduce en sentidos reproches de los desequilibrios sentimentales, materiales y del poder, de lo que genera ecuaciones sociopolíticas, debido a que, insistentemente, convierte sus versos epistolares en diarios de partida doble, artificio que simula la característica de libros de una Contaduría de los comportamientos sociales, en los que tipifica la relación desequilibrada representada por ella como súbdita de sus protectores reales, al jugar con el concepto de precio y comercio sentimental contratados entre los desiguales en el poder y peculio; a ese respecto, Sor Juana expresa:

¡con cuánta más razón yo

pagara el ver tus portentos,

no solo afanes de vida,

pero de la muerte al precio¡

Si crédito no me das,

dado a tus merecimientos;

que es, si registras la causa

preciso hallar el efecto.

¿Puedo yo dejar de amarte,

si tan divina te advierto?

¿Hay causa sin producir?

¿Hay potencia sin objeto?

(19,-vs.160-170)

En otras palabras, se refiere a que con pleno convencimiento pagara tus acciones (portentos), no solo por tener intensos anhelos (afanes), pero de la muerte, el precio ¡si no me confías (crédito), tienes lo que te corresponde (merecimientos), puesto que si registras las causas, necesitas encontrar el efecto. Es un reclamo pasional, ya que se manifiesta que con pleno convencimiento y por tener el anhelo, pagará el precio del comportamiento del amante; asimismo, agrega: si no me confías, reconoce lo que corresponde a tus merecimientos, puesto que debes saber las causas para entender los efectos. En ese sentido, en la contabilidad se registra el origen y la aplicación de las operaciones que impactan en la estructura del patrimonio de la entidad; y en el amor habrá que conocer las causas que impactaron en el sentimiento, para identificar las consecuencias.

En concordancia y con el verso analizado, Sor Juana con el método de preguntas, aplicando la dualidad causas-efecto que caracteriza al modelo contable, escribió el poema que le es más conocido y que a la letra dice:

Hombres necios que acusáis

a la mujer sin razón,

sin ver que sois la ocasión

de lo mismo que culpáis:

sin con ansía sin igual

solicitáis su desdén,

¿por qué queréis que obren bien

si las incitáis al mal?

combatís su resistencia

y luego, con gravedad,

decís que fue liviandad

lo que hizo la diligencia

(92 vs 1-12)

De los versos analizados se desprende que Sor Juana, en su papel de Contadora, tuvo que interpretar con razones no financieras, implorando al señor sus sentimientos, la falta de dualidad en la distribución de lo que a cada quien le corresponde en relación con lo actuado; es así que escribió diversos poemas en los que reclama las inequidades, y también reprocha las acciones de sus superiores. Sin duda, fue valiente para expresar su pensamiento, con la fortaleza que le dio la protección de personajes distinguidos de la Corte de España, precisamente por su habilidad para relacionarse con dichos personajes mediante la poesía, sin embargo, fue sometida a un juicio a todas luces injusto, a grado de negarle, lo que nadie ha podido hacer mejor que ella: escribir obras literarias.

Reflexión final

El estudio tuvo la finalidad de mostrar que en la obra literaria de Sor Juana, existe paralelismo con la técnica contable, razón por lo que consideramos que el Ave Fénix de América, fue Contadora de pensamiento, palabra y obra por los argumentos siguientes:

Sor Juana fue Contadora de pensamiento, según se puede observar en las analogías de los versos estudiados, debido a que incorporó vocablos mercantiles como comercio, precio, deuda, pago, rendimiento, hacienda, en otras ocasiones utilizó términos matemáticos como sumas, restas, multiplicas, decenas, rendimiento y haciendas; asimismo, otros versos contienen vocablos contable: cuenta, libro, balance (cuadrante), etcétera términos que aplicó en dos espacios:

En lo celestial, Sor Juana afirmó que Dios es benévolo, en virtud de que realiza operaciones aritméticas con las cuales beneficia a los mortales en la calificación de su actuación en la vida, debido a que al elaborar el cuadrante (balance), con los pobres usa la clemencia, pues efectúa los ajustes necesarios a los registros del comportamiento humano pata quitar de sus registros los malos comportamientos e incrementa las gracias, por la razón que confesando sus pecados perdona la deuda, y con el noble cabildo reparte la hacienda.

En lo terrenal, Sor Juana sacó a la luz los desequilibrios e inequidades sociales, con argumentos realizados con base en el modelo de la dualidad, método aplicado por los Contadores en su práctica profesional. Así fue como observó las cuentas de la Corte, la Iglesia, la conciencia y el amor, lo cual dio como resultado afirmaciones en sus versos como las siguientes: en el amoroso comercio, lo que más valoro, me lo pagan a menos precio; que la mujer no sea considerada como propiedad como si fuera un reino, y otras situaciones análogas mencionadas en este estudio.

Sor Juana fue Contadora de palabra, por las razones siguientes:

En diversos versos, pudimos constatar que las palabras contenidas en los poemas, Sor Juana no pudo borrar de su mente la terminología contable, lo que es fácilmente verificable, dado que reiteradamente se observa el uso de tropos relacionados con la contabilidad, figuración que materializó en diversos estribillos, villancicos y poemas, mismos que Sor Juana los escribió con su espíritu religioso y con base en los registros de las cuentas celestiales y terrenales mencionadas en el párrafo anterior.

Sor Juana fue Contadora por su obra, en función de que:

La Madre Jerónima fue una mujer bien informada por su extraordinaria cultura generada por su intensa lectura; por otra parte, por su actividad de Contadora, conocía de las operaciones económicas que realizaba el clero, es decir, tenía información teórica y de la realidad de su entorno, lo cual aunado a sus valores e ideales, la motivaron a realizar acciones para impulsar, desde su perspectiva, una sociedad más justa.

En las criticas y reclamos contenidos en sus versos y cartas, aplicó el análisis causa-efecto, mismo método que utilizó en sus registros contables, y por no callarse, fue condenada a un juicio político e injusto que dio como resultado que la condenarán a no escribir y no leer, para lo cual le confiscaron sus libros y otras herramientas, dado que sus comunicados y obra literaria representaba serios riesgos para la clase dominante del clero.

Con este estudio me encuentro convencido de que:

Sor Juana Inés de la Cruz fue Contadora de pensamiento, palabra y obra.



[1] Sor Juana Inés de la Cruz nació en la hacienda de San Miguel Nepantla, Estado de México, el 12 de noviembre de 1648. Su nombre, antes de tomar el hábito, fue Juana de Asbaje y Ramírez, ya que fue hija natural de la criolla Isabel Ramírez de Santillana y el vizcaíno Pedro Manuel de Asbaje; su familia materna era criolla tanto por parte de su madre como de su padre, con alto nivel económico y cultural.

[2] En el boletín B-10 “Reconocimiento de los efectos de la inflación en la información financiera”, emitido por el Instituto Mexicano de Contadores Público, contiene la normatividad y procedimientos a aplicar para “reexpresar” o actualizar las cifras contenidas en la información financiera, como producto del efecto de la inflación.

[3] Sor Juana escribió las letras de Sn Bernardo, “ En la celebridad de la dedicación de la Iglesia del insigne Convento de Monjas Bernardas de la imperial Ciudad de México, año de 1690”.

[4] Siglo.- para efectos de este verso, significa la vida y actividad de los miembros de una sociedad pro- fana, es decir, sociedad no religiosa, así por ejemplo, Juana Inés se hizo monja para huir del siglo.

[5] En la NIF-A-2, se define lo devengado para efectos del reconocimiento para su registro, en el momento que ocurran las transformaciones en la estructura de los recursos.

[6] La sustancia económica, en el postulado básico, obliga a la captación de la esencia económica en la delimitación y operación del sistema de información contable, conforme lo establecido por la NIF A-2.

[7] NIF-A-6, Reconocimiento y evaluación. Se dan los criterios generales que deben utilizarse en la evaluación, tanto en el reconocimiento inicial, como posterior, de las transacciones realizadas por una entidad económica.

[8] Ver Biblia católica, (génesis)

[9] Pacioli, Luca, 1445-1517. En su obra Summa, describe el método para elaborar la contabilidad mediante la partida doble, modelo que hasta la fecha se aplica en todo el mundo para la elaboración de la contabilidad financiera.

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