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ISSN 2594-1976
Artículos

Gobierno Corporativo. El futuro nos alcanzó

admin - 15 octubre, 2013

C.P.Héctor Macías Noriega
Socio de Asesoría de Negocios y de Práctica de Gobierno Corporativo
PwC
hector.macias@mx.pwc.com

Hace algunos días platicaba con un buen amigo acerca de lo que había pasado en los últimos años e hicimos referencia a todo lo que nos había cambiado la vida y no solo a nosotros, hablamos de las innovaciones tecnológicas que han cambiado a la humanidad: Internet, telefonía celular, tabletas, computadoras personales, etcétera.

En esa charla también tratamos de poner en la mesa lo que había cambiado en los negocios (gran parte también marcado por la tecnología); sin embargo, hubo algo en donde no pudimos encontrar gran avance, por lo menos en nuestro país y eso es en el gobierno corporativo. Pero, la pregunta obligada sería: ¿por qué lo trajimos a la mesa? Resulta que un par de meses atrás uno de nuestros clientes me habló preocupado porque gente de los Emiratos Árabes Unidos estaba interesada en invertir en su negocio en nuestro país, pero le pidió algo que para él no resultaba del todo familiar, le solicitó estar institucionalizado y contar con un gobierno corporativo actuante y —por pedir lo menos—, que fuera efectivo.
Obviamente, cuando le empecé a platicar de lo que se trataba, no tuvo más que hablar con ellos y pedirles tiempo, porque no tenía lo que le pedían. Situación que está siendo una realidad cada vez más importante en el mundo de los negocios.
¿Cuántas veces hemos escuchado que para acceder al mercado de capitales, obtener calificaciones aceptables por parte de calificadoras u obtener tasas competitivas de instituciones crediticias debemos contar con un gobierno corporativo? Algo que para muchos inversionistas extranjeros es un punto por descontado, ya que sus empresas lo tienen dentro de su ADN.
En México, el concepto todavía no es muy conocido, a pesar de que desde finales de la década de los ochenta ya se empezaba a tratar el tema y a finales de los noventa ya existía literatura que apoyaba la adopción de mejores prácticas para instalar un gobierno corporativo efectivo.
Pero solo cuando alguien más viene a pedir (o a exigir, en caso de algunas empresas reguladas) que estemos adecuadamente institucionalizados, empezamos a pensar en realizarlo. Lo malo es que el futuro ya nos alcanzó y esto es algo que no podemos seguir postergando, pensando que no es aplicable para mi empresa, que solo es para “las grandes” o para aquellas que quieren acceder a fuertes sumas de financiamiento o inversión.
Este requerimiento es para todos, empresas públicas y privadas, que persigan o no un fin de lucro, instituciones académicas, gubernamentales, asociaciones civiles, etc. Es decir, para todos aquellos que quieran aumentar la eficiencia en lo que hacen, ser más eficaces y, en algunos casos, más rentables. Se dice que es de “locos” pensar que se van a lograr resultados diferentes haciendo siempre las mismas cosas y esto es un punto de quiebre para que las empresas en nuestro país logren cambiar el business as usual, hacer un alto en el camino y replantear hacia dónde queremos que vaya la empresa.

Un factor que aporta valor
Pero, realmente el gobierno corporativo aporta algo a la organización o es solo otra manera más de hacernos burocráticos, lentos de reacción y engrosar el archivo con papeles que, a final del día, sirven para hacernos gastar más dinero, tiempo y esfuerzo. Definitivamente debe ser un detonador para el crecimiento de la empresa, por lo que es muy importante verlo como un camino pero no como el fin.
Si alguna empresa ha iniciado este proceso, y al comparar sus resultados actuales con los que había cuando no se tenía un gobierno corporativo, estos son iguales, entonces es que no lo hizo de manera efectiva.
Me parece importante mencionarlo porque, entre otros cambios, implica uno de mentalidad, no solo en los accionistas, socios o patrones de una empresa u organización, sino que va para todos los involucrados y a todos los niveles, incluyendo a los terceros (proveedores, acreedores, clientes).
Si realmente queremos lograr los objetivos, pero no estamos alineados, entonces no lograremos nunca tener un propósito común.
Pongo un ejemplo para reflexionar, sugiero que haga el ejercicio dentro de su organización. Pregunte a los diferentes directores de la empresa si conocen a fondo la estrategia general de la compañía, después pregúnteles si conocen la planeación de las otras áreas, por ejemplo, cuestione al de finanzas si conoce el plan de recursos humanos o al de sistemas si conoce el plan de ventas, y se llevará una desagradable sorpresa, porque en la mayoría de los casos no la conocen, por lo tanto, lo cuestionable sería: ¿cómo vamos a lograr objetivos comunes de esta manera?
A eso se refiere la institucionalización, que todos nos dirijamos a un mismo destino,  y eso es precisamente lo que un inversionista esperaría como mínimo, que todos remen hacia la misma dirección.

Un cambio requiere tiempo
Como todo cambio importante, este en particular requiere de un tiempo específico para que las cosas se hagan de manera adecuada, no es posible que se lleve a cabo de un día para otro. Por lo tanto, es crucial que se le preste la atención adecuada para lograrlo, ya que todos deberán estar involucrados, principalmente los accionistas o socios, quienes deben ser los primeros en convencerse de sus bondades y beneficios, para después permearlo a toda la organización.
Por eso se requiere tener un tiempo adecuado de maduración, de lo contrario resultaría un cambio forzado que nos llevaría, entonces sí, a fracasar en la tarea, a frustrarnos por la falta de resultados y a pensar que la institucionalización en vez de ayudar es solo para estorbar.
Resulta imprescindible que se dejen a un lado las afirmaciones tales como: “eso no es para mi empresa porque no le compete, mi compañía es muy pequeña y eso es solamente necesario para las grandes firmas, no es aplicable a la organización, es muy costoso y laborioso llevarlo a cabo, ya lo intenté implementar pero no funcionó, es inútil tratar de hacerlo”.
Tengo la plena certeza de que es necesario pensar en cómo hacerlo para que seamos competitivos ante un mundo que —como lo mencioné—, ya lo trae en su ADN. No debemos esperar a vernos en una situación apremiante, en la que no exijan contar con estructuras adecuadas y no sea posible responder de manera apropiada a los requerimientos que trae consigo la globalización.
Repito “el futuro ya nos alcanzó” y únicamente podrá tener permanencia el que mejor y más rápido se adapte a esta nueva realidad.

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