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ISSN 2594-1976
Artículos

Plataforma mexicana de carbono y el cambio climático

admin - 18 julio, 2014

Dra. Amarella Eastmond Spencer
Profesora-investigadora
Universidad Autónoma de Yucatán
eastmondspencer.amarella@gmail.com

Dr. Ricardo Isaac Márquez
Profesor-investigador del Centro de Estudios de Desarrollo sustentable y Aprovechamiento de la Vida Silvestre (CEDESU), Universidad Autónoma de Campeche
ricisaac@uacam.mx

Un nuevo estudio sobre el cambio climático, publicado recientemente en la revista Nature (Sherwood, Bony y Dufresne, 2014) indica que, si no se reducen drásticamente las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), la temperatura de la Tierra podría aumentar en más de 4º centígrados en promedio para el año 2100 y, potencialmente, en más de 8º centígrados para el año 2200

Gases como el dióxido de carbono (CO2) principalmente, generados por la utilización de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo forman una capa en la atmósfera que evita que se escape el calor de la biosfera (de manera semejante a los vidrios de un invernadero) elevando así, paulatinamente, la temperatura de la Tierra y alterando los patrones climáticos; a mayor concentración de GEI mayor retención de calor.
Para comprender la fragilidad del clima del planeta y de la magnitud del impacto que producirá un aumento de 4º centígrados consideremos que, por el contrario, un descenso de 5º grados centígrados nos sumergiría en otra era glacial. Los científicos opinan que cualquier aumento mayor de 2º centígrados en la temperatura de la Tierra provocaría un aumento potencialmente catastrófico en el número de eventos meteorológicos extremos como huracanes, sequías, inundaciones, etc., con la consecuente pérdida de cultivos, rebaños, bosques y vidas humanas.
La importancia de comprender estos fenómenos, en particular, para los tomadores de decisiones, radica en sus impactos económicos. Las compañías de seguros de los EE.UU., estiman que en 2012 los daños causados por desastres relacionados con el clima (que incluyeron sequias, súper tormentas, huracanes, olas de calor e incendios forestales) alcanzaron los 139 mil millones de dólares, mientras que el Consejo Asesor Científico de las Academias de Europa (EASAC) destacó, recientemente, que durante los últimos 30 años el costo de los daños provocados por eventos meteorológicos extremos ha aumentado 60%.
Lo anterior pone de manifiesto la urgente necesidad de que todo el mundo tenga conocimientos básicos sobre el cambio climático, sus causas y las posibles formas de mitigarlo o adaptarse a él, procurando un desarrollo más sustentable.
Este texto contribuye al análisis de los llamados mercados de carbono que surgieron como instrumento para promover la disminución de las emisiones de GEI, pero cuya trayectoria en años recientes ha dejado de tener efecto, debido a la crisis financiera y a la falta de voluntad política para asignarle mayor prioridad al cambio climático y al riesgo potencial que representa para la humanidad.
Presupuesto de carbono
Durante miles de años la concentración de carbono y los GEI se mantuvo estable, alrededor de 250 partes por millón (ppm), pero, al empezar a quemar energía fósil (gas, carbón y petróleo) durante la Revolución Industrial, la concentración empezó a elevarse de manera continua y en mayo de 2013, rebasó por primera vez el umbral de 400 ppm. Para mantener el aumento de la temperatura dentro del límite recomendable de menos de 2º centígrados, los países industriales tienen forzosamente que disminuir en 80% sus emisiones de carbono.
En su último informe, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, 2013) introdujo el concepto del presupuesto de producción de carbono con un límite máximo de 1 trillón de toneladas para este siglo. La mala noticia es que en tan solo los primeros trece años rebasamos ya los 500 billones de toneladas (la mitad) y, sin acciones muy drásticas para frenar las emisiones, en el año 2040 habremos alcanzado la marca de 1 trillón de toneladas, dejando los restantes 60 años con el presupuesto vacío.
Mercados de carbono
El concepto dominante para lograr la reducción de emisiones es el del mercado de carbono (creado desde el principio del Protocolo de Kioto en 1997) en el cual se venden y compran créditos para emitir carbono como en cualquier bolsa de valores. Se fundamenta en el principio de “el que contamina paga” y el mecanismo de “topes y comercio” (Cap & Trade).
La teoría establece que si se limitan con topes las emisiones de GEI que las economías pueden enviar a la atmósfera, esto elevará el costo del uso de la energía fósil haciendo, simultáneamente, más atractivo el uso de energías alternativas como la solar, hidráulica, eólica, etc., que contamina menos. Al principio, los países europeos estuvieron a la vanguardia del esquema de topes y comercio de carbono, fijando límites de las emisiones permitidas con base en los niveles históricos de sus empresas más contaminantes.
Los gobiernos de cada país otorgaban créditos (derechos de emitir cierta cantidad de GEI) a las organizaciones dentro de su territorio, incluidas en dicho sistema, para que vendieran y compraran los bonos de carbono, según sus necesidades. En caso de que una empresa emitiera menos carbono de lo permitido, podría vender el exceso de sus bonos de carbono a otras empresas. Si, por el contrario, emitiera más, tendría que comprar bonos adicionales para compensar la diferencia.
Al mismo tiempo de crear el esquema de topes y comercio se estableció el “Mecanismo de Desarrollo Limpio” (MDL), basado en un sistema de bonos de compensación que son generados mediante proyectos ambientales, por ejemplo: programas de conservación o reforestación en los países en vías de desarrollo donde se considera que es más barato reducir las emisiones de GEI. Estos bonos de compensación se pueden entonces vender a empresas que los necesitan en las economías con límites de emisiones. De esta forma se crean incentivos económicos para invertir en infraestructura y procesos más limpios y todos contribuyen (teóricamente) a la reducción global de los GEI.
MÉxiCO2
Plataforma Mexicana de Carbono
Aunque México contribuye con solo 1.6% de las emisiones globales de GEI y su economía ocupa apenas el 11º lugar a nivel mundial, se prevé que, para 2050, el país habrá brincado al 5º lugar (como uno de los países MINT [México, Indonesia, Nigeria y Turquía]) y habrá expandido significativamente su infraestructura energética para satisfacer la demanda creciente, lo cual implicaría un aumento muy grande en sus emisiones de GEI si no logra, al mismo tiempo, cambiar al empleo de tecnologías más limpias.
Consciente de su vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático, México se ha preocupado por introducir legislación ambiental avanzada (International Emissions Trading Association, 2013). Entre las medidas tomadas en los últimos años, destaca la aprobación en 2012 de la Ley General de Cambio Climático (LGCC) que establece el marco nacional para enfrentar la mitigación y la adaptación al cambio climático y metas voluntarias para la reducción de emisiones de GE, tales como:
Una reducción de emisiones de GEI de 30% por debajo de la línea de la tendencia histórica (business as usual) para 2020.
Una reducción de 50% por debajo de los niveles de 2000 para el año 2050.
Obtener 35% de su electricidad de energía limpia para el año 2024.
Desde 2014 las grandes emisoras de carbono en México (como PEMEX, Comisión Federal de Electricidad y las cementeras) tienen la obligación de declarar sus emisiones y, en la Reforma Fiscal de este año, se incluye por primera vez un impuesto de carbono.
Esto coincide con el lanzamiento, en noviembre de 2013, de la Plataforma Mexicana de Carbono (MexiCO2), apoyada en forma conjunta por la Embajada Británica, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) y el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) y dirigido por Eduardo Piquero (Forbes, 2013).
Con esta acción México pasa de ser solo vendedor de bonos de carbono a también comprador. Aunque la Secretaría de Hacienda y Crédito Público todavía no defina todos los detalles, se piensa que la Plataforma pueda funcionar como mecanismo para pagar el nuevo impuesto sobre carbono. Las empresas interesadas en compensar sus emisiones de GEI mediante la compra de bonos de carbono pueden escoger entre siete proyectos de sustentabilidad ambiental que, juntos, suman 732,000 bonos. Cada bono de carbono equivale a una tonelada de GEI que deja de ser emitida a la atmósfera.
Estado actual de los mercados de carbono
El problema que enfrentan todos los mercados de carbono en la actualidad es que solo pueden funcionar bien y lograr su objetivo de reducir las emisiones de GEI, si se aplican reglas vinculantes y vigilancia muy estrictas, pero, desde la crisis financiera en 2008, la voluntad política para hacer cumplir la normatividad de manera rigurosa ha dejado de existir en la mayoría de los países. El Protocolo de Kioto no se renovó, debido, principalmente, a la recesión económica y, en ausencia de límites legales de emisiones de GEI, se ha desplomado el mercado de carbono.
El precio de una tonelada de carbono cayó de alrededor de 31 euros en su momento pico, en el verano de 2008, a precios risibles de aproximadamente 5 euros en febrero de 2013. Solo cuando el precio de carbono se sitúa arriba de los 30 euros llegan a ser atractivas las energías renovables. Ahora, por el contrario, ha regresado a ser interesante la inversión en energía fósil cuyo precio se ha mantenido relativamente bajo. Tanto la disminución en la demanda por esta energía (debida a la recesión), como el aumento en su oferta (resultado de la entrada al mercado mundial de enormes cantidades de gas de esquisto) han contribuido a fortalecer la posición competitiva de la energía fósil a expensas del medio ambiente.
Después de la crisis financiera en 2008 casi todos los gobiernos del mundo relegaron la meta de reducción de emisiones de GEI en 80% antes de 2050 a una prioridad muy baja, argumentando que su prioridad número uno era el desempleo y la reactivación de sus economías. Se debe mencionar que no todos los europeos están de acuerdo con el aplazamiento de las acciones para la reducción de emisiones y en años recientes se trabajó en una propuesta para salvar el Sistema de Comercio de Emisiones de carbono de su estado colapsado actual, la cual fue sometida a votación en abril de 2013 en el Parlamento Europeo.
Sin embargo, la votación fue en contra de la propuesta, con la justificación de que en este momento lo más importante es proteger a los consumidores de los aumentos en los precios de la energía.
¿Podría esto significar el desmantelamiento de toda la política europea de combatir agresivamente el cambio climático? Muchas compañías grandes europeas, en particular aquellas que producen o utilizan grandes cantidades de energía fósil, están en contra de la reducción obligatoria de las emisiones de GEI por el alto costo inmediato que implica, olvidándose de los riesgos para toda la sociedad, especialmente para los países pobres y los sectores sociales menos privilegiados; por el contrario, estas empresas quisieran ver reducidos los subsidios a la energía renovable y más inversión en la energía fósil para contribuir a la reactivación económica a corto plazo.
Por el momento entonces, y hasta que se decida otorgar mayor prioridad a la protección de largo plazo al medio ambiente, la política de cambio climático a nivel mundial queda triturada y los bonos de carbono reducidos a nivel de bonos basura. Sin embargo, a la luz de las últimas estimaciones científicas, debemos analizar y decidir si el impacto sobre el medio ambiente no producirá un mayor daño a la economía y al bienestar humano que la recesión misma.
Aunado e lo anterior debemos considerar que los efectos producidos por un cambio climático drástico pueden ser irreversibles, dicho de otra manera, ¿queremos un bienestar de corto plazo que beneficie a unos cuantos o una solución amplia y duradera para la mayoría?

Referencias
Forbes (2013), La BMV lanza plataforma para comercializar bonos de carbono. http://www.forbes.com.mx/sites/la-bmv-lanza-plataforma-para-comercializar-bonos-de¬carbono/
IPCC (2013), Climate Change 2013. The Physical Science Basis. http://www.climatechange2013.org/images/uploads/WGIAR5_WGI-12Doc2b_FinalDraft_All.pdf
International Emissions Trading Association (2013) Mexico: The Worlds Carbon markets: A case study Guide to Emissions Trading: http://www.ieta.org/worldscarbonmarkets
Sherwood, S.C.; Bony, S. and Dufresne J.L. (2014) Spread in model climate sensitivity traced to atmospheric convective mixing Nature, 2014; 505 (7481): 37 DOI: http://dx.doi.org/10.1038/nature12829
The Economist (2013) Carbon trading: Below junk status http://www.economist.com/blogs/schumpeter/2013/04/carbon-trading

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