Revista Contaduría Pública : IMCP | Una publicación del IMCP

  • Inicio
  • Revista Contaduría Pública
  • Artículos
  • Entrevistas
  • Multimedia
  • Universitarios
  • Investigación Contable
  • IMCE
ISSN 2594-1976
Artículos

MI ENCUENTRO CON EL TANGO

Editor IMCP - 1 junio, 2019

Abdel Cuauhtli
Bailarín profesional

Hace quince años escuché en el reproductor de discos de mi padre a Carlos Gardel. Fue la primera vez que tuve contacto con la música del tango. Hubo algo en su voz, en las letras, en el ritmo, que me llevó a tomar el disco y escucharlo por las mañanas de camino a la escuela de Artes Plásticas. Lo reproduje una y otra vez, Caminito, Malevaje, Cuesta abajo fueron poesías hechas canción que me invitaron a querer escuchar más. Luego Sabrina, una amiga, se percató de mi gusto (o quizá se cansó de que siempre pusiera el mismo disco) y me regaló una recopilación en un CD, intercalando un tango de Astor Piazzola y uno de Roberto Goyoneche. La voz de este último me resultaba imponente, vibrante, de otro tiempo y otro espacio, mientras interactuaba con los estallidos frenéticos de un Escualo de Piazzola, del enigmático Oblivion y del explosivo Libertango. Así, el gusto por el baile y la curiosidad por saber cómo se bailaba este ritmo, me llevó a mi primera clase de tango dentro de la universidad. Fue un enfrentamiento entre lo sensorial y lo racional. Una mezcla que me conectó con el tema de lo escultórico que en ese momento me tenía completamente atrapado. Generar volúmenes y formas en el espacio para darles significado.

Pero algo que sobre todo me atrapó del tango, fue poder entablar una conversación a partir de la corporalidad con la otra persona. En el abrazo de este baile descubrí la apertura del corazón y la conexión que puede haber entre dos personas desconocidas. Supe que de ahí era y ahí me he quedado, en el misterioso tango. Busqué tomar clases todos los días que pude y repentinamente supe que el tango se volvería mi profesión, y empecé a dedicar mi vida, mi tiempo y mi esfuerzo a ello, aprehenderlo,
compartirlo. Un par de años después de mi primera clase, el maestro Óscar Barberena me dio la oportunidad de reemplazarlo en su grupo de alumnos: confió en mí y es algo que agradeceré siempre. Apliqué aprendizajes de docencia que adquirí en un seminario a lo largo de un año, y a la par de mis estudios de Artes Visuales y fotografía me di a la tarea de mejorar, de profundizar con todos los maestros y maestras de tango y enriquecerlo con otras disciplinas (danza contemporánea, teatro y capoeira) que también me interesaban. La pasión por el tango me llevó a co-realizar un documental enfocado en el bandoneonista argentino Coco Potenza. El eje temático se centró en una composición suya, de la cual tomó el nombre ese trabajo audiovisual Marrón, compuesta en homenaje al tema de Piazzola Marrón y azul.

Fotografía por Luis Equihua, Tango CDMX

La primera vez que estuve en Buenos Aires –en el barrio de Almagro colindante con Boedo, donde mis maestros, que devinieron amistades, Hernán Brussa y Natalia Cristóbal me recibieron– pude conocer la ciudad de la furia desde lo alto de un edificio como tantos otros. Experimenté la vida nocturna y el arrabal del tango en las complejas relaciones del submundo de las milongas porteñas. En una antigua fábrica, restaurada y convertida en un gran salón de baile, conocí en ese entonces a una de las parejas que le han dado un giro al baile del tango, una de las parejas que más he admirado: Giselle Anne y Gustavo Naveira. Sus clases me complicaron y me ligaron de nuevo a la asociación de lo escultórico en el baile, en palabras de Naveira “hay que dar volumen al espacio cuando bailamos”. Esa percepción de la plasticidad de los cuerpos que hay en la danza (que siendo tan obvia en ocasiones se pasa por alto en un baile social) me despertó aún más el deseo de ahondar en esa búsqueda. Pero el cuerpo tarda en aprender y la mente es engañosa, de manera que el ego puede detener el aprendizaje. Es muy común sentir que uno ya baila bien, y ahí, cuando el ego se presenta en forma de seguridad desmedida, la disposición y la apertura a aprender se cierran, ralentizando o deteniendo por completo el proceso de crecimiento. Es ahí que el milonguero o la milonguera (término con el que se nombra a quien baila y da vida a los ambientes cotidianos del tango) se coloca en la comodidad del sentirse bien y querer solo ser arropado o arropada por un abrazo.

Cuando el deseo de aprendizaje se coagula, lo que sucede es una pérdida infinita de lo que nos puede dar el baile y la música; esa música de tango que, por demás hermosa, interactúa con sus instrumentos y las frases que dialogan. Generarnos preguntas y colocarnos fuera de la comodidad (de aquello que ya dominamos), nos complica situaciones en el baile y nos invita a imaginar para resolver esos problemas, a inventar, a descubrir y sorprendernos. Así es que, en esa búsqueda constante de desarrollar la creatividad, continúo en la exploración persistente de elementos que no conozco. Dentro de esta actitud creativa, en el año 2017 ejerciendo
mi oficio de artista visual, me dediqué a realizar un homenaje
a algunos de los directores de orquestas que más he disfrutado y con los cuales he estado aprendiendo y compartiendo esta cultura del tango. Es así que surgió la edición limitada de Gráficas tangueras, editadas por el sello
Moromori. Esta es una obra en la que pude expresar trazos de mi admiración a los maestros que dedicaron su talento y esfuerzo a esta música reconocida mundialmente. La inquietud de conocer y la sustancia creativa del tango, que es la improvisación, me llevaron a otras geografías. En los últimos tres años me aventuré a salir de México para compartir los conocimientos que a lo largo de estos años he ido sistematizando con la ayuda de más de 30 maestros y maestras que han sido parte de mi formación como bailarín y docente de esta disciplina. Salir del lugar propio y enfrentarme a otros idiomas, metodizar el conocimiento para hacerlo llegar de la manera más clara posible y así tocar las fibras sensibles de cada persona, es algo en lo que encuentro un estado de satisfacción y de aprendizaje. Compartir es aprender y es por eso que sigo en el proceso de ser alumno.

El baile del tango se da en el presente, en el transcurrir inmediato del espacio social de donde se abraza y se comparte con las demás personas. Aprender a bailar tango es aprender a sentirse desde dentro; hacer consciente la energía que tenemos y saber modularla, llevarla desde la
vibración mínima hasta la elevación en el momento explosivo en el que la música detona (a este momento musical se le conoce como variación). El sentido del tacto se torna el principal sentido, y el abrazo del tango es lo más hermoso que hay cuando se aprende a abrazar. La búsqueda está en abrazar en sintonía con quien bailas y danzar en armonía con las demás parejas en el espacio social. Cada pareja está fluctuando en una pequeña galaxia, que es la milonga, cual si fuera una órbita, sin tocarse ni colapsar;
fluyendo en la organicidad de los movimientos, acorde con la música que en ese momento la tocará y vibrará en su corazón. El tango lo expresa todo.
Recomendaciones

  • Para los amantes del arte y las colecciones limitadas, los invito a adquirir una edición de las Gráficas tangueras, editadas por el sello Moromori.
  • Si estás interesado en aprender este hermoso baile, puedes acudir a clases grupales o privadas en Casa Óom, espacio de Arte y Tango en Mérida, Yucatán.
  • Para festivales nacionales, internacionales y eventos privados puedes contactar por medio de las redes sociales.

Abdel Cuauhtli
Abdel Cuauhtli Pérez Gutiérrez es un bailarín profesional de tango con una trayectoria de 15 años, entrenado en México, Buenos Aires y Europa con maestros reconocidos internacionalmente, algunos de ellos: Gustavo Naveira y Giselle Anne, Javier Rodríguez, Jonathan Saavedra y Clarisa Aragón. También realizó estudios de Artes Visuales, Fotografía y Cine Documental. Ha dado clases de artes y participado en la creación de ocho documentales, entre ellos Axolote en 2014. Además de haber sido invitado a distintos festivales internacionales dentro de México, Abdel ha compartido su conocimiento en talleres y clases privadas en diferentes lugares tales como Bélgica, Holanda, Suecia, República Checa, Reino Unido, Argentina, Uruguay e Italia.

Fotografía por Eliana Zaguis, Tango CDMX

Tags | Arte Tango Escultura Artes plásticas Abdel Cuauhtli Gráficas Tangueras Carlos Gardel Astor Piazzolla Coco Potenza Marrón Cine documental Casa Óom
 0
Share Now
Previous Post PIF 4
Next Post Visión ANFECA 2019-2029

Síguenos

Entredas Recientes

  • El proceso de seguimiento y corrección

    Artículos
  • Relevancia del proceso de aceptación y continuidad

    Artículos
  • Desafíos relacionados con los nuevos componentes y sus objetivos de calidad en la NIGC 1

    Artículos
  • El impacto de la Norma Internacional de Gestión de la Calidad en las Firmas de Contadores medianas y pequeñas

    Artículos
  • Manuel Arias.

    Artículos

Contaduría Pública es una publicación mensual editada por el Instituto Mexicano de Contadores Públicos, A.C. (IMCP), Bosques de Tabachines 44 Fracc. Bosques de las Lomas 11700. Ciudad de México +5255 5267 6400 / ISSN 2594-1976 www.imcp.org.mx

Contáctanos

Síguenos

Categorias

Actualización Contable Aportaciones de los Asociados Artículos Docencia Editorial Entrevista Entrevistas Fiscal IMCE Revista Digital Revista especial de agosto 2020 Revista Impresa Universitarios

SUSCRÍBETE AHORA

Desea recibir los boletines informativos del imcp

SUSCRÍBASE AQUÍ
  • Acerca de
  • Comisión de Revista
  • Contáctanos
  • Aviso de privacidad
  • Media Kit 2018

CONTADURÍA PÚPLICA 2018 D.R. IMCP